COLECCIONES

El Tiempo

¿Por qué es difícil darse una pausa?

Hay un estado generalizado de ansiedad como forma de vida. Todo es inmediato: la comida es rápida, los envíos llegan en el día, las compras son al instante. ¿Qué pasa con la espera, o con ese tiempo que a veces transcurre sin el frenesí de la vorágine? Con el tiempo “muerto”, con la pausa.

El concepto del tiempo es transversal para nuestra sociedad, no sólo como unidad de medida que nos sitúa en un tiempo, si no como un valor, un capital.
En la modernidad se decía “time is money” (tiempo es dinero), hoy en la posmodernidad hay corrientes que abogan por respetar el tiempo real de los ciclos.

Aquellas generaciones para las que el sacrificio era la fuente de progreso, el hábito instalado era el de trabajar sin descanso. Esa manera de vivir tiñe la forma de percibir el tiempo para la recreación, el encuentro, el descanso, el disfrute o el juego. El ocio, entonces, se vive con cierta culpa, con el sentimiento de estar perdiendo el tiempo (¿se pierde el tiempo?¿se gana?).

¿Qué sentimos con el no hacer nada, en lo improductivo? O aparentemente improductivo.

Los tanos tienen una forma muy inspiradora de nombrar lo que nosotros llamamos “estar al pedo” que es “la dolce far niente” (¡de solo decirlo dan ganas!) Hoy, hay generaciones que necesitan agendarse ese tiempo libre.
Parece ser que la vida acelerada es un problema de la modernidad, hay trastornos de ansiedad, ataques de pánico que nos hacen parar forzosamente, virar hacia la quietud, la pausa. Entonces vamos de la ciudad al pueblo, del alimento industrial, procesado, al orgánico.

Buscamos ir contra el paso del tiempo pero no sabemos quedarnos quietos, tenemos “fomo”, (miedo a perdernos de algo), intentamos borrar su huella en la piel o prevenirla con tratamientos estéticos. Hay decisiones incluso que se asocian a etapas de la vida que hablan del paso del tiempo o de la adultez que es algo que se ha ido alterando por la adolescencia que se estira como si no quisiéramos que llegue cierto momento inminente en el que somos grandes. Como si hubiera un desencanto de la vida adulta.

En esta edición elegimos indagar en la relación que establece el arte y el diseño con la idea de tiempo observando cómo lo vuelven parte de su trama, generando contrastes y tensiones entre lo permanente y lo efímero, lo dinámico y la quietud.

El tiempo es un tema de la contemporaneidad y pudimos encontrar distintas expresiones artísticas y culturales para poder abordarlo. En el arte hay una tendencia a incorporar la “fisura del tiempo” en la obra como aspecto diametral. En la danza tiene que ver con la quietud, con explorar la manera de estar presentes y estirar ese tiempo que en el ballet clásico se llena de movimientos y pasos. En la música se trabaja con el silencio, las resonancias, en las artes visuales con el arte efímero.

Hay maneras distintas de vivir, sentir, percibir, y expresar el tiempo, y el arte lo toma como trama. Por eso, elegimos en esta edición de Cuad una película, una obra de teatro, una artista que tienen al tiempo como protagonista de sus mensajes y misterios. Involucramos además a profesionales de la archivología, el análisis, el diseño y la recreación con infancias para indagar en esas formas de vivir el tiempo.

Ojalá en medio del imperativo denso y a veces insostenible del “ríe, vive, sueña” haya un tiempo real para simplemente ser.

Escrito por Marina Paseiro | Ilustracion: Valentina Bussi

SUMARIO

> MIRADAS

Hernán Casciari

El tiempo muerto

Ruth Pereyra

AFUERA

Valeria Conte

El hilo frio del tiempo

Romina Perez

Mnemosine y los pasillos de la memoria

Valentina Bussi

¿UN LAPSO, O UN COLAPSO?

Verónica Bonacchi

La felicidad en tiempo imperfecto

Paula y María Marull

Quedate donde el tiempo dure más