IGNACIO GUGGINI

Mi discurso artístico está vinculado a la contemplación de la perspectiva humana, como espectador de todo, incluso en los paisajes y en mis autorretratos.

Hay varias razones principales por las que empecé a sacar fotos en film. Primero por una cuestión estética y subjetiva: me gustan mucho más las texturas orgánicas del soporte (en este caso el fílmico), sus colores dependiendo la emulsión, alguna imperfección en el revelado, algún rayón en la película o alguna fuga de luz que intervino en la foto, es decir, hay muchos factores que alteran al resultado final que no tienen que ver con las decisiones puras de uno sino con lo accidental de la materia y que transforman la idea que capaz uno pudo tener a la hora de sacar esa foto.

Por otro lado, tener un límite acotado a la hora de sacar fotos (36 exposiciones en un rollo de 35mm o 12 en uno de formato medio) me condiciona a pensar bastante el punto de vista antes de cada foto. Cada vez disparar en film es más caro, hay menos laboratorios y están lejos, entonces todas esas limitaciones que se presentan te hacen valorar cada decisión que tomas (aunque eso tampoco te asegure una buena foto teniendo en cuenta todos los factores externos que mencionaba antes).

Y por último, la nostalgia de tener el material del momento que quise capturar, un soporte fotosensible al que la luz atravesó durante un período de tiempo específico. Un material que estuvo en el lugar donde vi algo que me interpeló y que fue intervenido por la luz que reflejaba.