El arquitecto Norberto “Tilo” Rajneri es el presidente de Fundación Cultural Patagonia (FCP), la organización sin fines de lucro, que desde 1990 se dedica a sostener y expandir el arte a partir de tres ejes de trabajo: el ejercicio de la profesión artística, el desarrollo del estudio de las artes y el acceso a la expresión artística. Un lugar que produce 200 espectáculos artísticos al año, no sólo en Roca, donde está su sede central, sino en toda la provincia, y también en Neuquén; que tiene más de 60 becarios en residencia y más de 13 mil metros cuadrados construidos en un área de Roca que crece al ritmo de FCP.
Para Rajneri es fundamental, antes de pensar en las particularidades que impondrá este año, definir el área y distinguir entre cultura y arte: “¿Qué definición de cultura vamos a usar, como sinónimo de hecho artístico o como parte de la cultura de un lugar?. El arte forma parte de la cultura, pero la cultura es mucho más: la cultura es la empanada, el dulce de leche, la manera en que nos relacionamos. El concepto de cultura es hoy muy amplio y el arte forma parte de eso”, define.
-Después de las elecciones en la que se impuso Javier Milei, se hizo evidente que habría ajuste y que la cultura entraría en ese debate de recortes y de prioridades. Como presidente de FCP ¿cómo evalúas esa decisión?
El cambio no sólo se da en lo que se refiere a la cultura. Cambiaron decididamente el signo y las prioridades en el país. Desde mi perspectiva, la discusión no debería ser si el Estado o el aporte del estado ya no a la cultura sino al arte, es posible o no; o si es obligación o no; o si forma parte de las obligaciones del estado o no. En general, en todas partes del mundo, el Estado sostiene las expresiones artísticas o algunas de ellas. Yo creo que la discusión en nuestro país debería no ser si la sostiene o no la sostiene sino la forma, los criterios de selección y sobre todo los controles de adonde va ese dinero. En un país como el nuestro, cargado de una cuestión ideológica está muy direccionado, pareciera. Yo no soy un experto y no sé en concreto dónde van los fondos de cada uno de los entes (Fondo Nacional de Las Artes, Inca, Instituto Nacional del Teatro), lo que sí parece es haber poco control y decisiones a veces arbitrarias.
La discusión en nuestro país no debería ser si el Estado la sostiene o no la sostiene sino la forma, los criterios de elección y sobre todo los controles de adonde va ese dinero.
Norberto “Tilo” Rajneri / Presidente de FCP
-¿Cuál debería ser entonces la discusión?
-Yo creo que la discusión debería estar centrada en los criterios de selección, para que sean claros. Así, puede saberse, cuando alguien presenta un proyecto, qué requisitos hay que cumplir. Y después, debe haber controles, para que esas cosas ocurran. Hay fiestas populares en todas partes del mundo. A veces son artísticas, pero otras veces claramente no, como la fiesta del chivito o la corrida de toros en San Sebastián. En cualquier caso, creo que el Estado forma parte de la cultura de un país. No es cultura y estado por separado. Sería muy absurdo plantearlo así. El Estado es una institución formada por los propios ciudadanos de un lugar.
-Una de las discusiones que más se han repetido en estos días tienen que ver con los espectáculos gratuitos…
-Son varios los factores que intervienen en ese concepto. Yo creo que la gratuidad no existe. Es gratis para quien en ese momento se convierte en espectador. Pero gratis no es. Alguien lo paga. ¿Es razonable que se sostenga un hecho artístico cuando hay pobreza infantil? Ese es un interrogante que se me plantea sobre todo estando del lado del hecho artístico. Pero esta no es una fundación que alimenta chicos. Creo que cada uno debe asumir su responsabilidad, porque las hay. Nosotros como sociedad decidimos en qué punto ponemos nuestro esfuerzo. Hay asociaciones que protegen a chicos, a mujeres, hay instituciones que cuidan de la salud y esta es una institución dedicada al arte. Esto no significa que compitan entre ellas. Entonces, ese es un interrogante que se me plantea a altas horas de la noche: con qué derecho yo pongo un espectáculo cuando hay chicos que tienen hambre, porque convengamos que el hecho artístico se puede disfrutar cuando uno tiene la panza llena. Pero, en la historia de la humanidad, el hecho artístico existió aunque no siempre tuvieron la panza llena. Entonces, el hecho artístico parece una necesidad más allá de la necesidad real de alimentarse, aunque eso algo que está completamente fuera de discusión: nadie debe morirse de hambre. El hecho es que el ser humano no es solo estómago y el hecho artístico alimenta otra parte de la esencia humana. Eso nos diferencia de cualquier otro animal, la capacidad del hecho artístico. En los peores momentos de la sociedad humana hubo expresiones artísticas: en plena guerra, en plena pandemia. En los peores momentos parece ser que el ser humano se rescata a sí mismo con la expresión artística. Ahora, cuando uno se enfrenta a un chico con necesidades no hay explicaciones.
Pero no son necesariamente opciones, no es que de un lado están el hambre y la salud y del otro arte. Y no es que la ausencia del arte garantice la existencia de las otras. Deben estar ambas.
En la historia de la humanidad, el hecho artístico existió aunque no siempre tuvieron la panza llena. Es que el ser humano no es solo estómago y el arte alimenta otra parte de la esencia humana.
-El DNU, la intención presidencial de imponerlo, más allá de lo que haya ocurrido, provocó un debate en la sociedad y posiblemente genere cambios. ¿Hacia dónde crees que puede ir ese nuevo equilibrio o es nueva posición?
-No soy un analista político. Desde esa perspectiva, no lo sé. Pero, en términos de deseo te diría que ojalá podamos vivir mejor. El poder alimentarse es vivir mejor. Que se garantice el acceso a la salud es vivir mejor. Pero me preocupa además cómo nos estamos relacionando: los niveles de violencia me preocupan, me preocupan las pequeñas violencia cotidianas. Algo, como sociedad, estamos haciendo mal, la violencia es muy preocupante y parece que no le damos el verdadero valor a la violencia cotidiana, que es agotadora. De todos modos, no es un proceso solo argentino, sino universal. en el que la única manera de discutir parece ser la aniquilación, no en términos físicos pero sí ideológicos. Pasó en Brasil, en España, en los Estados Unidos. Todos están en la lógica de amigo/enemigo. Esa lógica funciona también en el arte y hace imposible la convivencia.
-Pareciera que las posturas son tan extremas que no hay un encuentro posible para debatir cómo debería financiarse el arte, por ejemplo..
-Hay gente que está en contra de lo que propone MIlei, que parece que defiende su trabajo y no me parece mal. El tema es que la discusión no debe centrarse en si tengo trabajo o no, sino en la forma. Después veré si me toca o no me toca. Porque además, con esta teoría del amigo/enemigo se discute ideológicamente y no prácticamente. La discusión es si vamos a sacar algo es para hacerlo bien.
-Pero para hacerlo…
-Sí, yo creo que es función del Estado sostener el arte, pero debe ser con racionalidad, razonabilidad, con cuidado.
-¿Cómo se hace para superar esa dicotomía y empezar a discutir esto: adonde tiene que ir y cómo hacerlo?
-Yo creo que necesitamos grandeza cívica para plantear ciertas conversaciones. Evitar el placer de tener razón, escuchar al otro, escuchar las razones del otro. Pero para eso se necesita grandeza: el otro no es enemigo, hay que oírlo. La cultura, como dije al principio, es también cómo nos relacionamos y ahí creo que está el principal error o la principal culpa de la clase política. Pareciera ser que se necesita la destrucción del otro. Para una sociedad eso es terrible. Repito: se necesita grandeza.
Necesitamos grandeza cívica para plantear ciertas conversaciones. Evitar el placer de tener razón, escuchar al otro, escuchar sus razones. Pero para eso se necesita grandeza: el otro no es el enemigo, hay que oírlo.
Norberto “Tilo” Rajneri / Presidente de FCP
-En medio de ese panorama, ¿cómo será el 2024 de Fundación?
-Va ser difícil en este contexto, vamos a tener que ir con cuidado. Nuestras entradas son económicas pero tienen que sostener una estructura. Lo que antes se compraba con las entradas no se podrá comprar. Entonces, vamos a tener que gastar la mitad y eso exige a toda la institución cuidado, en pequeños detalles, y en grandes. Seamos conscientes del estado en el que estamos. La gente, por su orden de prioridades, lo primero que va a suspender son las salidas a ver espectáculos. La gente de la Fundación debe ser consciente de esa realidad, entonces planteemos cosas posibles, no podemos hacer grandes producciones. No se enojen, no exijan cosas que son imposibles, salvo que se sostengan. Hay que ser cuidadosos, ingeniosos.
-¿Crees que efectivamente comienza otra etapa para el arte?
-El tema es si este cambio es el inicio de un cambio que se va a mantener en el tiempo o será una anécdota más en la historia. La Argentina adolece de políticas de estado. Todo es a cuatro años y debe ser a 50. Los políticos tienen una responsabilidad delegada, dejen de actuar. Yo tengo la esperanza de que en algún momento, los políticos perciban que esto no de para más, que la única manera es teniendo esa grandeza, es simplemente ser razonables, coherentes, fieles a ciertos principios. La humanidad ha hecho importantes avances, no puede ser que seamos incapaces de vivir en democracia, en el amplio sentido de la palabra. Democracia no es ir y votar. democracia, en el sentido más profundo. No perdamos tiempo en devaneos chiquitos, necesitamos grandeza.
Escrito por:
VERONICA BONACCHI
Jefa de Redacción Revista CUAD