HEBE HACHE

*MINIBIO

Hebe Hache nació en Fisque Menuco (General Roca, provincia de Río Negro, Argentina) en 1985. Actualmente reside en Neuquén. Es fotógrafa y artista visual, y concibe su práctica como un proceso en constante construcción. Su formación comenzó en la Escuela Superior de Bellas Artes (ESBA), continuó con estudios en Historia en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y se consolidó en fotografía en el IMDAFTA, Buenos Aires.

Ha complementado su trayectoria con formación en collage y en técnicas de bordado, profundizando en este último durante su estadía en México, donde incorporó saberes textiles tradicionales a su práctica artística.

“El collage es tanto una manera de pensar la imagen como ensamblaje de fragmentos, como espacio de reconciliación entre lo roto y lo posible.”
Hebe Hache, Fotógrafa y artista visual

¿Qué lugar ocupa el collage en tu manera de pensar y sentir las imágenes?

El collage para mí es un lugar de reconciliación.
Al principio cuando empecé a experimentarlo, me costaba muchísimo romper o rasgar una foto, pues Fotógrafa, era un un objeto muy sagrado y valioso. y lo sigue siendo.
Hoy ocupa un lugar muy particular porque es EL desafío; la fotografía es el punto de partida y el sentimiento, es la voz, es color, es textura, es contexto.
Al unir, esos elementos, esos restos, dialogan, se contradicen o se potencian; como un algo a ser destruido o revalorizado, poder quitarle el borde a la foto me permitió
crear una convivencia que aloja otros sentidos, El collage es tanto una manera de pensar la imagen como ensamblaje de fragmentos, como espacio de RECONCILIACIÓN entre lo roto y lo posible.

 

Tus obras parecen abrir cuerpos y al mismo tiempo tejerlos con otros elementos. ¿Cómo nace esa tensión entre lo que se corta, lo que se borda y lo que se reconstituye?

Los cuerpxs suelen ser ejes, para mí, son el tema y la emoción, me resulta algo difícil construir un collage sin cuerpos humanxs o sin partes de él. Y Bordar es unir, reparar, insistir en algo con paciencia.
Siento que son figuras que de nacimiento ya están comunicando algo y sintiendo y ese diálogo, o esa identidad muchas veces va delimitando la forma o el camino de construcción que tiene para decir en ese momento de ensamblado, y el bordado acompaña ese sentimiento como un satélite o un alrededor que completa la forma o el recorrido en sí mismo.

Cuando elegís los materiales —revistas, bordados, fotografías—, ¿qué guía esa elección? ¿El azar, la intuición, una idea previa?

La elección de los materiales para mí es muy lúdica, muchas veces es una entrega a la experimentación, o una extraña tensión entre soltar el control, pero no del todo. Es una parte del proceso que me da mucha satisfacción porque son herramientas que en definitiva se convierten en juguetes: un pasaporte a lugares infinitos.
Sueño con un taller lleno de materiales, pero valoro también los que voy teniendo a medida que voy creciendo y necesitando otros, me divierte mucho la elección de materiales porque si hay mucho de intuición y azar.

 

En tus collages aparece un cruce entre lo íntimo y lo colectivo, lo corporal y lo cósmico. ¿Cómo se da esa convivencia en tu proceso creativo?

supongo que los cruces son todas las Hebes que me habitan, y la relación de ellas con su exterior…
Las personas que somos, y con las que nos relacionamos, lo que vamos pensando y creciendo.
Siento que lo íntimo y lo colectivo no están tan separados. Lo que atraviesa mi cuerpo también atraviesa a otros cuerpos, y lo pequeño se conecta con lo inmenso.
El collage me permite jugar con esas escalas:
Habilitar esa charla que hay entre sí, adentro y afuera es también dejar ver la in-convivencia que puede surgir, lo invisible que puedo querer ser o lo gigante de compartir viajar a otros mundos.

 

El bordado sobre imagen tiene algo de gesto reparador. ¿Qué significa para vos intervenir una superficie con hilo?

El bordado sobre papel es completamente reparador, es terapia y es paciencia:
enhebrar una aguja, poder pinchar, atravesar una imagen de dos dimensiones verla en relieve, volverla un objeto táctil, escuchar el sonido del hilo caminando adentro del papel: para mí significa muchas cosas a las que le entregó muchas formas de mí, y siento que me acerco a un lugar de cuidado, de calma donde puedo hacer visible algo que estaba en silencio.

 

Si tuvieras que describir el clima de tu taller o del momento de creación, ¿cómo sería?

Es muy ritualito.
un primer momento de orden y silencio absoluto para continuar a un “desorden” gigante muy sonoro.
Generalmente con sol, pero sobre todo con calma e inquietud por lo que va pasar, muy a pesar de lo yo pueda registrar, Es juego.

 

¿Qué lugar le das al error, al accidente, al recorte inesperado en tu obra?

Le temo mucho al error, pero extrañamente ahí en el taller me permito “equivocarme” no es una búsqueda, pero sé que puedo estrellar todo y bueno es mi fiesta y yo lloro si quiero.

 

¿Cómo dialoga tu práctica artística con tu vida cotidiana en la Patagonia?

Vivir en la Patagonia me da una relación muy directa con la naturaleza, con los silencios, con la distancia, los paisajes abiertos, las texturas, el río, el clima que cambia, siento que esa experiencia se filtra, no sé si se refleja, pero está presente.
Siento que pasó mucho tiempo buscándome y encontrándome en este espacio que habitamos, Hay un arraigo desprevenido.