Julieta Anaut
*MINIBIO
Nace en Río Negro, en 1983. Artista visual egresada del IUPA, Río Negro; Especialista en Lenguajes Artísticos Combinados en UNA, CABA, y cursó la Maestría LAC – UNA. Expuso en Consulado Argentino en Nueva York, AMA Art Museum of the Americas (Washington), Instituto Italo-Latinoamericano (Roma), MNAV Museo Nacional de Artes Visuales (Montevideo), Centro Cultural Recoleta (CABA), MNBA Museo Nacional de Bellas Artes (Neuquén), Museo de Arte Contemporáneo de Salta, Museo de Bellas Artes Pettoruti (La Plata), MMAMM Museo de Arte Moderno de Mendoza, MUMBAT Museo de Bellas Artes de Tandil, CEC (Rosario), entre otros. Publicó el libro “Lo propio, la adoración, lo errante” con Ediciones ArtexArte en 2020. Obtuvo Premio Arte y Tecnología “Concurso Fotografía Céfiro 2019”, Mención “Premio Fotografía Ayerza ANBA 2018”, Primer Premio Adquisición “XVIII Salón Artes Visuales Río Negro 2013”, “Beca Fondo Nacional de las Artes 2012” y Premio Joven “Bienal Fotografía ArtexArte 2008”. Ha sido finalista en “109º Salón Nacional Artes Visuales 2021”, “Itaú Cultural 2014” y “Premio Petrobras Bs. As. Photo 2009”.
Para mí la idea de éxito tiene que ver con poder sostener la producción, con poder concretar los proyectos. Si bien ganar un premio, obtener una beca o exponer en un determinado lugar, pueden ser reconocimientos gratificantes, me interesan en la medida en que significan el hecho de “poder seguir haciendo”.
Julieta Anaut / Artista Visual
Desde que me recibí de mi carrera de grado, he intentado dedicarme en mayor parte a mi trabajo como artista, a producir y exponer mi obra lo más posible. Hasta el momento he tenido la posibilidad de siempre mantenerme relacionada con el ambiente del arte, a veces aportando a trabajos de otras personas y otras veces desarrollando proyectos propios. He tratado de enfocarme en diferentes estrategias que me permitieran sostenerme en el circuito del arte como la docencia, la asistencia técnica y postproducción digital para artistas, gestión de subsidios o becas, intercambios y colaboraciones entre artistas, fotografía, realizaciones audiovisuales, ilustraciones o dirección de arte. Creo que hay una exigencia bastante grande para mantener una carrera activa, participando en exposiciones, residencias, formación, producción de obra, y a la vez teniendo que estar constantemente consiguiendo los fondos a través de la autogestión para poder sostener todo eso.
Por eso, para mí la idea de éxito tiene que ver con poder sostener la producción, con poder concretar los proyectos. Si bien ganar un premio, obtener una beca o exponer en un determinado lugar, pueden ser reconocimientos gratificantes, me interesan en la medida en que significan el hecho de “poder seguir haciendo”. De la misma manera, me parece que el éxito está en la concreción de los proyectos, porque siempre hay un desciframiento emocional luego de cada producción. Tener posteriormente la posibilidad de compartirlos y obtener respuestas de los demás acerca de esos procesos, es lo que me parece más valioso. Poder encontrarle una forma a los pensamientos y los sentimientos para transformarlos en un discurso que puede compartirse me resulta un logro enorme.
Lo que más disfruto de realizar producciones artísticas es que no sólo me permiten plasmar mi subjetividad y comprender mi relación con el entorno, sino también traspasar mis propias fronteras, intentando alcanzar nuevos horizontes y pensar en otras posibilidades de mi relación con lo natural. En mis búsquedas siempre están presentes las personas y los paisajes que me circundan, como una forma de conocimiento del lugar que habito o al cual pertenezco, ya sea la Patagonia, el desierto, una gran ciudad o pueblos del interior del país. Una experiencia como la migración, es un hecho que no pasa de inadvertido, por eso voy atesorando todo lo que quiero y todo lo que a veces está distante. Siento que siempre estoy narrando los procesos en los que me encuentro, que de algún modo son crecimientos que logro afrontar a través de ceremonias propias. Voy, de alguna manera, intentando sobrellevar mi desarraigo y dejando una huella de mis experiencias, que luego cuando las miro a través del paso del tiempo comprendo que el arte realmente funciona como una transformación.
En mis inicios, luego de estudiar pintura y grabado, continué mi formación en relación a la fotografía y el video. Así, inicié exploraciones con las imágenes digitales, cursé talleres de fotografía, comencé a trabajar en relación al cine participando en el área de vestuario y arte. Por otro lado, también me dediqué al retoque digital de obras fotográficas de otres artistas. Entonces, a partir de todas estas elaboraciones que estaba haciendo, es que tuve la necesidad de hacer mis propias puestas en escena y más adelante un trabajo más amplio de fotomontajes. Es así que la fotografía llegó a mí como una herramienta que me permitía unir varias de las técnicas en las que me había formado y que me interesaban. Siempre pensé mis fotomontajes como si fueran una pintura, comenzando con un boceto en dibujo, luego con un “lienzo” en blanco donde se iban incorporando por partes el fondo, los personajes y demás elementos. A la vez que desarrollé mi trabajo en fotografía también incorporé el video, realizando producciones experimentales, de videoarte y videoperformance. Más tarde, comencé la especialización y la maestría en Lenguajes Artísticos Combinados, un posgrado que también se orientaba a este interés por amalgamar diferentes disciplinas, incluir formaciones anteriores y cruzar lenguajes. Es difícil ubicarse en una línea, pero de un modo muy general, diría que me interesa estar relacionada con una corriente de artistas que trabajan desde la fotografía, el video o la performance abordando temas como el cuerpo, el género y la autorreferencia.
En general, me interesan las representaciones que remiten a otros tiempos y al traspaso de la frontera que separa lo mundano y lo sagrado. Me interesa el tema de los rituales, del sacrificio y de la muerte en tanto transformación. También el culto a la naturaleza y los elementos gestuales o simbólicos que expresan la relación con ella. El tema principal en mis obras es el cuerpo y, particularmente, los cuerpos de mujeres, que suelen ser personajes que forman parte de estas ficciones. Me interesa la unión de lo contemporáneo y lo antiguo, como dos mundos diferentes que interactúan. Incorporo elementos que den indicios de ambas situaciones. Son muchas las inspiraciones que encuentro, por ejemplo: el paisaje, el mundo vegetal, las actividades artesanales, la poesía, los sueños, los relatos míticos, los adornos, los ornamentos, objetos de adoración y pequeños cuerpos naturales con carga simbólica como caracoles, perlas o flores.
Pero también es cierto que más allá de estas inspiraciones, lo que me interesa es mostrar una experiencia personal, también como un modo que encuentro de transitar mis emociones y comprender mis vivencias. Es por eso que en la mayoría de mis obras también he incluido mi cuerpo en las escenas. Un cuerpo que quiere contar la propia historia, sin más pretensiones que simplemente ser y saberse existente. Así puedo hacerme nacer una y otra vez, en la piel de diferentes personajes, en un nuevo vínculo con el paisaje cada vez. Un cuerpo que también se transforma con la maternidad, un tema casi imposible de dejar de lado cuando se trabaja desde las emociones y desde la propia corporalidad.
Además de las experiencias propias, siempre me han inspirado los cultos, mitologías, leyendas y literatura que se desarrollan entorno a imágenes de mujeres, como la Difunta Correa, la Virgen de Guadalupe, Yemanjá, Medusa, Ofelia, Santa Clara, la Madre Tierra, entre otras. Del mismo modo me han inspirado las ceremonias y festividades, escenas que me atraen fuertemente y resuenan en mi mente al momento de expresarme, además de ser un desafío para mí hacer una reinterpretación personal de estas creencias.
Hay una afirmación de fe que está presente en la poética de los diferentes relatos que se pueden ver en las obras, por lo general suelen representar historias de mujeres que se ofrecen al sacrificio, a la peregrinación, al caminar constante o al vagabundeo entre la naturaleza y la ciudad. Su relación con los elementos naturales, como pueden ser el agua, las plantas, los animales, invaden a los personajes de un aura mística. Pero en particular, me emociona cuando pienso en una mujer que cambia su destino para interpretar un nuevo enigma. Pienso a esas mujeres como verdaderas amazonas, de las que siempre han existido fuera de los confines del mundo civilizado, recorriendo las fronteras.