Matías Subat

*MINIBIO

Matías Subat nació en 1980 en Zapala, actualmente vive en la ciudad de Neuquén capital, tuvo su pasó por el diseño gráfico y el periodismo deportivo, hasta que encontró su lenguaje en la fotografía, todas formaciones profesionales que encontró en la ciudad de Buenos Aires y que continuó cultivando en distintos lugares del mundo que pudo recorrer y habitar. Trabaja para el diario Río Negro y otros medios, como así también de forma independiente.

El fotoperiodismo me permite un contacto con la realidad en primera persona, con la responsabilidad y el compromiso que conlleva ser el canal de comunicación a un montón de gente, no solo para la inmediatez sino para en un futuro ayudar a comprender los hechos cuando se repase la historia.
Matías Subat / Fotografo

En el eje de este mes vamos a abordar la problemática actual teniendo en cuenta la relación entre la cultura y el estado, realizando algunas preguntas que sirven como guía para poder conocerte y conocer cómo logras  expresarte a través del fotoperiodismo y la cobertura de espectáculos ante esta situación.

 

¿Cuándo fue tu primer acercamiento con la fotografía y cual es tu vínculo con esta?

Desde chico siempre estuvieron las conexiones, primero me atraparon los flashes de 4 caras giratorios que iban en la zapata de las cámaras, me encantaba verlos destelllar y después me los guardaba, era tan pequeño que ni me atrevía a sacar una foto. Después fue una Polaroid instantánea que estaba guardada el placard de mi abuela, la promesa era que iba a quedar en mis manos cuando sea grande. Ahora la tengo pero no consigo rollo. Hasta los 11 que llegó la cámara “espía” 110, fue la primera por la que vi a través del lente, o casi, porque el visor estaba arriba de la carcasa por lo que me la pasaba cortando pies o cabezas. A la vez el padre de un amigo tenía una casa de revelados y muchas tardes nos la pasabamos acomodando rollos o las fotos en los álbumes para los clientes, ahí veía todo el proceso que más tarde experimente en el laboratorio blanco y negro, ya estudiando. Sin embargo nunca estuvo como profesión hasta que me fui a estudiar a Buenos Aires, pero recién en los últimos años la identifique y de ahí no paró hasta hoy. En el fotoperiodismo me encuentro comunicando de una manera que no siento con otros lenguajes, tanto en la fotografía cotidiana como en la profesional. Laboralmente me permite un contacto con la realidad en primera persona, a veces privilegiado, tanto para lo bueno como para lo no tan bueno, con la responsabilidad y el compromiso que conlleva ser el canal de comunicación a un montón de gente no solo para la inmediatez sino para en un futuro ayudar a comprender los hechos cuando se repase la historia. Y en lo personal me gusta explorar en los nuevos lenguajes que genera el avance tecnológico y acercar la fotografía a la comunidad como una herramienta de comunicación educativa y social.

 

¿Cómo llegas al fotoperiodismo? ¿Cuáles fueron tus intereses y tus influencias?

Cuando me fui a estudiar no había una carrera de fotografía así que tenía que buscar otras opciones. Creo que tenía en claro que quería comunicar. Comencé Diseño Gráfico pero más por fotografía que por el diseño en sí, como recién la tenía en tercer año, dejé y empecé Periodismo Deportivo, me recibí e hice pasantías durante un tiempo pero no me veía del todo ahí. En eso descubrí unos cursos de fotografía en una escuela que tenía una carrera profesional, me mandé y no salí más. En el segundo año tuve Fotoperiodismo y entendí el porqué de todo lo que me había llevado hasta ahí. Fue descubrir un canal de comunicación en el cual podía expresar, informar, opinar desde un lenguaje visual que me permite generar emociones con la realidad. Estar en los lugares para contar con tus imágenes y saber que estás dejando un testimonio para la memoria colectiva de un territorio o de una comunidad es una responsabilidad y un compromiso hermoso que te hace disfrutar la profesión. 

 

Tanto las marchas y movilizaciones como los espectáculos son distintas expresiones culturales, ¿qué te inspira de eso? ¿Qué encontras de atractivo en estos sucesos? ¿Cómo es tu proceso para llegar a la foto ideal? Teniendo en cuenta que todo ocurre en un instante.

El fotoperiodismo es una expresión cultural en sí. Convivimos con la cultura en nuestras imágenes, la información que guardamos ahí es nuestra interpretación de lo que está sucediendo. El trabajo de fotoperiodista en medios de comunicación es como una montaña rusa de emociones, pasas por diferentes momentos en muy poco tiempo sin casi poder procesarlo, conectado en el ahora porque en un instante te cambia la imagen, la perdiste o en el mejor de los casos, la tenés. Podes estar en una reunión de gabinete o un acto protocolar donde todo es ordenado y a los diez minutos en un accidente con heridos o en una manifestación y volver a una nota de una colonia de vacaciones con niñez por todos lados, todo puede ser caótico y tranquilo de un segundo a otro, por lo que el estar en conexión con lo que estás cubriendo es fundamental. Me gusta estar informado sobre lo que voy a fotografiar, lo suficiente para que lo que este ocurriendo in situ me permita reflejarlo en una imagen, el conocimiento que llevas te permite ser más preciso a la hora de buscar las fotos o la foto, en ciertas ocasiones, genera que visualmente encuentres tu propio lenguaje, con tu sensibilidad, tu interpelación, tus cuestionamientos, denuncias, alegrías o pasiones, hacer coincidir las emociones que te atraviesan en ese instante que después se transforma en una fotografía. 

Disfruto las coberturas, siempre hay detalles nuevos para mostrar, vamos cambiando y expresándonos diferente con el pasar del tiempo, de un lado y del otro de la cámara, el contexto social-económico suele marcar el tempo de los acontecimientos. La realidad es la que mostramos y muchas veces levantar la cámara es complicado, no por peligroso (que también lo es) sino por lo que ves, pero entendes que es necesario y que está en vos como lo comuniques.  

No se si hay un camino a lograr la foto, creo sí que hay una preparación para que sea la que vos querías, muchas veces hay que gatillar antes de que suceda la acción y para eso tenes que estar concentrado y conectado en lo que está pasando. En muchos casos es más lo que esperas el suceso que lo que dura y no tenes chances de repetir momentos, y si a eso le sumamos la inmediatez digital a través de las redes, el tiempo que tenés es ínfimo. Sin embargo las nuevas narrativas en las diferentes plataformas por ahí relajan más la mirada en la búsqueda de las imágenes. Antes en los medios el poco espacio para la fotografía llevaba a que esté todo en “la foto”, hoy las redes y la web permiten generar otros relatos visuales y mostrar con otras estéticas, desarrollar una historia de lo que pasó.

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