Hay belleza en lo inacabado, en lo incómodo, en personajes que no buscan agradar, en la torpeza. En la imagen, la piel se vuelve plástico, los cuerpos se deforman; en el sonido las voces se fragmentan y lo humano se funde con lo digital; en el cine, la belleza hegemónica es un monstruo devorador. Músicos, diseñadores, fotógrafos y cineastas desarman lo bello como mandato y proponen otras miradas.

Vamos por partes:

Música

De todo el universo musical, hay tres mujeres que tensan -o tensaron- lo humano hasta acercarlo a lo artificial, con sonidos híbridos, que se hamacan entre lo biológico y lo sintético.

Una de ellas es la islandesa Björk, cantante, compositora, multi -instrumentista, actriz, escritora, DJ y productora. Las presentaciones, los discos, la música, el universo completo de la multifacética Björk no sólo deslumbran con instrumentos únicos —el arpa magnética, la flauta circular, el alufón y la cámara de reverberación- sino que además rompen los límites de la interpretación en vivo, y ofrecen una experiencia visual y sonora inmersiva.

Ahí está también Arca, la disruptiva cantante, compositora, productora discográfica, DJ y modelo venezolana Alejandra Ghersi Rodríguez, que ha trabajado junto a Björk, Kanye West, Lady Gaga, Beyonce, FKA Twigs, y Rosalía. Como modelo, ella se define a sí misma “como una mezcla de Aeon Flux, Trinity (de Matrix), Lulu (de Final Fantasy) y Maria Lionza (la diosa venezolana)”. Como cantante, antes de adoptar el nombre por el que se le conoce actualmente, Alejandra publicaba sus mezclas bajo el pseudónimo de Nuuro. Tal como le contó a la Rolling Stone, en aquel entonces, interpretaba sus canciones en inglés y procuraba utilizar palabras neutras para no mentir sobre su identidad sexual. “Pero hacia el final ya estaba cantando en español y mis canciones de amor iban dirigidas hacia lo femenino, lo cual fue un llamado de atención para mí. Por eso maté al proyecto; sentí que me estaba traicionando a mí misma”. Así nació Arca, que no solo deconstruyó el concepto del neoperreo, sino que además comenzó a explorar su visión sobre la sexualidad, ser queer y ser latina.

Y finalmente la malograda productora y DJ escocesa SOPHIE Xeon, que murió absurdamente a los 34 años, en Atenas, el 30 de enero de 2021, mientras intentaba sacar una foto de la luna en una terraza. Sophie comenzó su carrera en 2008, y en muy poco tiempo impuso un espectro sónico y estético completamente nuevos y propios. Fue intrigante durante un buen lustro, su rostro siempre semi oculto bajo una capucha o una gorra, hasta que en 2017 se puso frente a las cámaras y se mostró orgullosamente trans. Pionera de un nuevo sonido, y una de las artistas más influyentes de la última década, no sólo por sus producciones ingeniosas y su creatividad, sino por el mensaje y la visibilidad que consiguió.

Fotografía

Tanto Nick Night como Tim Walker exploran la manipulación de la imagen alterando cuerpos y colores con el uso experimental de lo digital.

Fundador y director de la premiada web de moda SHOWstudio.com, el británico Nick Night es reconocido por sus colaboraciones creativas e innovadoras con diseñadores como John Galliano o Alexander McQueen, y grandes marcas y publicaciones internacionales. Su marca personal es el desafío a las nociones convencionales de la belleza.

Algo parecido ocurre con Tim Walker, también británico, al que muchos consideran como un contador de historias a través de imágenes fijas como lo son Méliès, Tim Burton o Baz Luhrmann en el cine, por sus universos repletos de color, movimiento y fantasía.

Cine

Pedro Almódovar en “la piel que habito”, y más recientemente Coralie Fargeat exponen, cada uno en su particular y personal lenguaje, cómo la belleza hegemónica se vuelve una prisión, una meta inalcanzable que se consume a sí misma. Yorgos Lathimos, el director de “Pobres criaturas” y “Tipos de gentileza” entre otras, usa actores que responden al canon hegemónico, pero los lleva al extremo de la torpeza y la distorsión, no sólo en lo físico, sino también en la imagen que logra al expandirse con el uso de lentes y planos fuera de lo usual. Lathimos trabaja con personajes y estéticas que no buscan agradar, cuerpos y rostros que se corren del ideal, con comportamientos torpes, absurdos o grotescos, reales.

Moda

La moda es otro de los canales de exploración. La diseñadora japonesa Rei Kawakubo, fundadora de la marca Comme des Garçons y del concepto Dover Street Market, un espacio que funciona como plataforma para diseñadores conocidos, y también para nuevos talentos. “Quería crear un “mercado” donde la gente pudiera entrar y encontrar un hermoso caos”. En 1981 desafió la forma en la que hombres y mujeres se vestían, y demostró un uso radical de la proporción a través de prendas abstractas, además de establecer el negro como el único color indispensable en el guardarropa de cualquiera. Cuando la Universidad de Harvard le otorgó el premio a la excelencia en el diseño, establecieron que ella era responsable de haber “inventado” el negro. En un mundo donde todo avanza cada vez más rápido, donde existen más de cuatro temporadas al año y el fast fashion ha conquistado el mercado, Kawakubo se mantuvo siempre fiel a sus ideas. Es única, haciendo que cosas complicadas sean visualmente fascinantes.

El belga Martin Margiela, nacido en 1957 en Genk, basa su trabajo en el movimiento del deconstructivismo, el reciclaje y la transformación. Lleno de provocación, fue catalogado como el padre de la técnica de deconstrucción sartorial. Deconstruir la ropa significaba cortar y volver a ensamblar partes de prendas antiguas, mostrar los forros y las partes interiores, separar y volver a montar los patrones de una manera nueva. Este enfoque allanó el camino a una moda democrática y favoreció el uso de materiales reciclados en lugar de seguir una idea de la moda como lujo y ostentación. Muchos definen la moda de Margiela como una actitud cruzada entre el minimalismo y el punk, también por el uso de técnicas de bricolaje, patchwork y la descontextualización de materiales y objetos que adquieren nuevos significados.

Ambos rompen con la silueta convencional a través de prendas asimétricas, cuerpos envueltos que buscan cuestionar el adorno.

Ninguno de todos estos artistas niega la belleza sino que la amplían, la hackean, la reivindican en lo raro, lo disonante y lo incómodo, intentando demostrar que lo hegemónico es una de muchas posibilidades de mirar. Es una respuesta estética y política contra los cánones de belleza impuestos, y aparece como resistencia, exceso y verdad reivindicando lo disonante como verdadero. En un mundo saturado de filtros y perfección digital, este puede ser el último gesto de honestidad visual.