El valor del desecho
Escrito por Eduardo Suarez
El valor del desecho
Escrito por Eduardo Suarez

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El auge del consumo en la sociedad contemporánea ha generado una producción hiperbólica de desechos que, lejos de ser un simple efecto colateral, se ha convertido en un fenómeno central de análisis. Hoy en día, el estudio de los residuos constituye casi una disciplina autónoma dentro de cada campo del saber: desde la economía circular hasta la filosofía, desde la sociología del consumo hasta el derecho ambiental. No se trata solo de abordar el problema de la basura como tal, sino también de pensar cómo el desecho puede ser reconvertido en valor —ya sea económico, simbólico o jurídico—.

Para Jean Baudrillard, en la sociedad de consumo los objetos no se agotan en su uso, sino que circulan como signos, produciendo sentido incluso cuando son descartados. El desecho, entonces, no desaparece; se transforma en parte del sistema de significaciones y del circuito del valor. De allí que la gestión y resignificación de los residuos se haya convertido en uno de los grandes temas de la ecología contemporánea, nutriendo incluso a las teorías más avanzadas del derecho y de la política medioambiental.

Ahora bien, la función del valor puede ampliarse si se la aborda desde la perspectiva que introduce el psicoanálisis. En primer lugar, al considerar la actividad artística como una forma de sublimación, es decir, como una operación que transforma lo inservible o lo residual en creación. Jacques Lacan ofrece una definición precisa de este proceso al afirmar que la actividad sublimatoria consiste en elevar el objeto a la dignidad de la Cosa. La fórmula, que a primera vista puede parecer enigmática, se esclarece si recordamos que Lacan se refiere justamente al objeto de desecho, aquello que carece de valor en el circuito del intercambio, y a la Cosa como aquello que, sin embargo, encierra un valor, una carga libidinal o simbólica que excede toda utilidad. En este sentido, la sublimación introduce una economía distinta del valor: ya no la del mercado ni la del signo, como en Baudrillard, sino la del deseo.

De aquí se desprende otra perspectiva sobre el valor, a saber, el papel de causa que puede asumir el objeto de desecho. En efecto, más allá de las evocaciones macabras, los restos —en especial los restos humanos— nos interpelan de un modo radical: nos confrontan con el enigma del origen y del fin, nos obligan a pensar en aquello de lo que venimos y hacia donde nos dirigimos. Ante ellos, incluso el más desprevenido se transforma en un pequeño filósofo, empujado a interrogarse por el sentido de la vida y la muerte. El resto, en este punto, no solo carece de valor de uso o de cambio, sino que causa pensamiento, produce reflexión; se convierte en un punto de emergencia de la filosofía misma, tanto en su vertiente popular como en su forma académica e histórica.

Ello tiene raíces muy profundas. Para el psicoanálisis, desde sus comienzos, el ser hablante —el parlêtre, como dirá Lacan— no es sino un resto, un desecho de la operación misma del lenguaje. Desde el nacimiento, no llegamos al mundo bellos ni plenos, sino en estado de absoluta indefensión, casi como una bazofia, que plantea al Otro —ese que nos recibe, nombra y eventualmente sostiene— la pregunta fundamental: ¿seremos alojados o rechazados? ¿seremos queridos, deseados, o no? Esa incertidumbre puede disiparse, pero deja marcas: recorre toda la vida, marcando el modo en que cada uno se inscribe en el lazo social. Así, lo que el psicoanálisis revela es que la relación entre el sujeto y el Otro se funda precisamente en esa condición de desecho: somos objetos ofrecidos al deseo del Otro, y la respuesta que allí se produce —el modo en que somos o no incorporados a su discurso— determina nuestra posición subjetiva y nuestra manera de habitar el mundo.

Ello abre toda una clínica. En determinadas circunstancias, detrás de los velos —tanto de aquellos que se fabrican para hacer amable la existencia como de quienes los producen— se produce el retorno del objeto en su versión más abyecta. Ese retorno puede observarse en la vida de muchos artistas, en quienes la creación bordea lo insoportable: el objeto rechazado retorna, y ellos pagan el precio con su propia persona, llegando a transformarse en desechos de sí mismos. También en la clínica de la depresión se hace visible esta lógica: el sujeto pierde la relación con los brillos del mundo, con los semblantes que lo sostenían, y queda absorto frente a ese resto que lo confronta con un sinsentido vital.

Por eso, aquel psicoanálisis que hizo del final de la cura un ideal de sublimación corre el riesgo de permanecer en el circuito del retorno. En la orientación lacaniana, la sublimación no constituye una verdadera salida, aunque produzca ciertos saldos libidinales que el sujeto puede volcar en la creación artística. La experiencia muestra que toda sublimación mantiene abierta la posibilidad del retorno del objeto, allí donde el sujeto se enfrenta de nuevo con el desecho que lo habita.

En la orientación lacaniana, no se trata de una salida sublimatoria, sino de otro valor del desecho: la posibilidad de su asunción. Asumir el propio desecho —eso que cada uno encarna como resto— puede abrir una perspectiva nueva. En primer lugar, una salida del narcisismo, e incluso del egoísmo, al permitir una relación menos cargada del imaginario del propio ser. En segundo lugar, la aceptación de que el Otro mismo es un semblante, y no un Otro ideal o completo. Esa operación puede liberar al sujeto del aplastamiento que generan sus dudas, postergaciones e insatisfacciones; en suma, de los impasses de su deseo.

Tal vez ahí reside una enseñanza: no en redimir el desecho, sino en hacerlo lugar de invención. Y entonces, al volver la vista atrás —como aquel filósofo que reconocía la vanidad de su obra frente a lo real—, podría decirse, con lucidez y humildad: sicut palea.

Referencias bibliográficas

  • Baudrillard, J. (1970). La sociedad de consumo: sus mitos y estructuras. Madrid: Siglo XXI Editores.
  • Lacan, J. (1986). El seminario, Libro 7: La ética del psicoanálisis (1959-1960). Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (1998). “La salvación por los desechos”. Lacanian Ink, Nº 12.

Escrito por:

EDUARDO SUAREZ

Colaborador Revista CUAD

Néstor Eduardo Suárez es un destacado psicoanalista y académico de la ciudad de La Plata. Su trabajo se centra en la clínica lacaniana y la docencia universitaria, combinando la teoría y la práctica del psicoanálisis con la investigación. Licenciado en Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Es analista miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) de La Plata y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). También fue director de la sección La Plata de la EOL y responsable del Seminario del Campo Freudiano en la misma ciudad. Es Profesor Titular de la Cátedra de Psicología Clínica de Adultos y Gerontes en la Facultad de Psicología de la UNLP. Ha participado como coordinador en congresos de investigación y ha sido autor de publicaciones académicas sobre psicoanálisis. Investigador de la Secyt de la UNLP. Ha dictado seminarios y cursos sobre la clínica lacaniana, y ha participado en diversas jornadas y revistas especializadas en psicoanálisis. Sus trabajos abordan temas como el trauma y la violencia segregativa desde una perspectiva psicoanalítica.

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