Todos experimentamos conflictos. Ya sea una enfermedad, problemas en la pareja o el trabajo, si sufrimos hechos violentos o la falta de éxito material. Frente a cada una de las situaciones, las Constelaciones Familiares proponen un camino para revelar el trasfondo y sanar. La naturaleza es la inspiración de esta filosofía, que apoya la visión sistémica de la vida y trabaja en la historia genética que está en nuestro ADN.
“Me gusta hablar de que las Constelaciones Familiares son una búsqueda. En estos tiempos las personas unen la ciencia, lo espiritual y otras corrientes. Hoy se sabe que a veces la ciencia no alcanza para resolver algunas enfermedades, generalmente las personas llegan buscando ese algo más”, enfatizó Alba Cerutti, facilitadora de Nuevas Constelaciones Familiares y Aspirante a Formadora Homologada del Instituto de Constelaciones Familiares Brigitte Champetier de Ribes (INSCONFA).
Las constelaciones familiares proponen ordenar las intrincaciones que a veces son muy sutiles pero que impiden que la persona se ponga en la salud, la vida o el éxito.
La persona llega al facilitador y el trabajo se desarrolla en sesiones grupales o individuales. “Se comienza con una meditación para centrar la atención en el presente, en el adulto presente. Se habla muy poco, se pregunta casi nada. Al centrarse, el campo cuántico empieza a dar información. No sabemos de donde llega, pero funciona”.
Cuad- ¿Por qué funciona?
Alba Cerutti- “La física cuántica ha comprobado que somos energía, entonces ese ADN, esa información que está dormida a lo mejor en nuestras células, se despiertan cuando uno se centra. Se habla muy poco. Se medita y trabaja con el cuerpo.


“Sin fundamentalismos, acá no se trata de no trabajar con un terapeuta o el médico. Pero hoy las constelaciones ayudan a mirar un poco más en lo que no ven otras terapias.”
Alba Cerutti / Facilitadora de Nuevas Constelaciones Familiares
C- ¿En qué se inspiró el creador de esta filosofía?
AC- Bert Hellinger es el filósofo que creó este método de trabajo. Se inspiró en la naturaleza, por eso es sistémico. Dice que en la naturaleza todo está en equilibrio y se logra con las polaridades: el día y la noche, el frío y el calor, la muerte y la vida. Hay cuatro fuerzas que dominan la naturaleza y que toma esta filosofía, que son el sí a todo, el no excluir, el respetar el orden y equilibrar el dar y recibir. Una tarea de toda la vida.
Hace unos veinticinco años el entonces psicoanalista Bert Hellinger descubrió que las personas podíamos sentir emociones que no nos pertenecían, que podíamos tomar decisiones y seguir unos destinos que no se correspondían con nuestras vidas, ni se podían explicar por ninguna psicoterapia.
C- ¿El sí a todo es aceptar?
AC- No es aceptar, es ver. Es que todo es necesario tal y como es. Es la más difícil, el sí a todo, no sólo a lo que me gusta, sino a lo que veo. Es ver mi vida tal y como es. Ves un incendio, la guerra, una inundación. Lo ves y me rindo a lo que veo. Es lo más difícil pero es el regalo más grande porque algo pasa después en el movimiento. No es magia, pero aparece después de esa rendición. Aparece la fuerza, un regalo, algo que compensa ese desequilibrio. El sí a mis padres, el sí a mi historia, el sí a mi vida. Es estar en el sí. Menos del 50% de la población está en ese estado, en general estamos en la víctima o en el yo sé todo. La constelación te da pero te exige esto, rendirme a lo que puedo ver. No es sumisión, es una filosofía que propone amar a todo y a todos.
C- ¿La segunda fuerza?
AC- Es el orden. En la naturaleza todo tiene un orden, en la vida de la familia también. Los padres y abuelos están primero, los hijos vienen después. Cuando se altera ese orden, hay un desequilibrio. Ocurre cuando los hijos quieren hacer de padres, los hermanos menores quieren reemplazar al mayor, un abuelo que no es honrado. Eso es inconsciente, nadie quiere ser malo. Es muy difícil si no estás abierto a seguir la filosofía. Es una actitud de mucha humildad.

C- También mencionaste la no exclusión…
AC- En las constelaciones familiares todos pertenecen, como en la naturaleza, donde todo es necesario: las plagas, la lluvia, los mosquitos, los ratones, la sequía. Todo es parte, en la familia también. Todos pertenecen, haya pasado lo que haya pasado.
C- ¿Entonces hay que aceptar a un familiar abusador, a un padre que no aporta una cuota alimentaria, una abuela que se suicida, madres que abandonan? Todos son ejemplos genéricos.
AC- Es una pregunta que me hacen siempre. A nivel superficial la justicia es la que se encarga de la condena, todo tiene que tener un castigo por decirlo así. Pero a nivel profundo, la sistémica insiste en que tenemos que mirar, todo es necesario y todos pertenecen, hayan hecho lo que hayan hecho. Dejo tu responsabilidad contigo. A nivel sistémico es perfecto por el solo hecho de existir. Sistémicamente es necesario tal y como es. Esa dinámica, esa decisión inconsciente de sufrir por amor, causa los mayores sufrimientos sin conseguir su propósito -compensar, restablecer la armonía-. Por el contrario, provoca un dolor aún mayor en la conciencia familiar, creando nuevas “implicaciones sistémicas” o vínculos dramáticos para los descendientes de la persona que se castiga por amor.

“Hay que equilibrar el dar y el recibir. Cuando riegas mucho la planta se pudre, cuando no la riegas se seca.”
Alba Cerutti / Facilitadora de Nuevas Constelaciones Familiares
C- ¿Se enseña a perdonar?
AC- ¿Desde dónde se puede juzgar? Para las constelaciones familiares, sistémicamente se está al servicio de algo más grande. Mirando a nivel universal, es la polaridad de otra cosa lo que permite el equilibrio. Esta mirada nos pone en perspectiva que no somos nada en el universo también. Hay gente que rechaza y se enoja. ¿Cómo voy a integrar a un violador?, me dice, por ejemplo. No es que lo tenes que querer, es ver. Existe, es parte. No está mal, acá no existe el bien y el mal. Es. Tampoco existe el perdón, yo no soy quien para perdonar. Si somos todos una polaridad, él representa una polaridad y yo represento a otra, y los dos somos necesarios tal y como somos. Lo que no hago es asumir su responsabilidad. Las vibraciones altas arrastran a las bajas. Se propone enfocar en el amor, en la compasión, en el integrar a todos, todo eso trae algo al sistema que compensa, a lo mejor no con esa persona, sino con otra.
C- ¿Qué es lo que más cuesta a quienes todavía no piensan desde esta perspectiva?
AC- Entender el sí a todo como es, no a todo como quiero. Ser feliz con lo que hay. Hace casi 10 años que estoy en esto y te diría que es un camino. Los consteladores somos humanos, tenemos días como todos, pero tenemos más herramientas para ponernos en la vida y nos pasan cosas muy lindas. La vida siempre compensa, hay que estar abierto. Ante todo hay que ser coherente entre lo que pienso, lo que digo, lo que hago. Siento que me rindo más fácil a lo que me va pasando y el regalo viene en abundancia. Abundancia es amigos, salud, trabajo, relaciones, paz interior.
C- ¿Cómo tener éxito en esta filosofía?
AC- A lo mejor los problemas no se alivianan, pero vos tenes más herramientas para enfrentarlos y empiezas a vibrar de otra manera. Hellinger decía que algunos estamos en el valle, otros están subiendo la montaña y otros están arriba de la montaña. A veces si estás abajo de la montaña no ves otra cosa más que eso. Si vos subís un poquito podés mirar desde arriba. La filosofía de Hellinger da y hay testimonios de eso, es que hay mucha gente que ha superado problemas personales, que se han puesto en la vida, que su familia reencuentra otras respuestas, sobre todo fuerza que es la que te permite enfrentar la vida diaria. Fuerza espiritual, fuerza física, fuerza creativa. Hay cosas que no puedo cambiar, la historia de mis padres, la historia de mi familia, pero puedo cambiar la mía. Eso es lo más lindo.

“Tenemos en nuestro ADN los genes de nuestros ancestros. Y en ese ADN están las memorias celulares ancestrales de todos los que forman parte de nuestra historia. Cuando pasa algo en nuestra vida, hace que eso despierte.”
Alba Cerutti / Facilitadora de Nuevas Constelaciones Familiares
C- ¿Esto puede cortar con la visión de que las enfermedades son hereditarias?
AC- Sí. Lo primero que hacemos es honrar al destino. El constelador no es mago. Las constelaciones vienen a sanar hasta donde se pueden. Quizás el destino de la persona es que lleve esa enfermedad con dignidad. Una persona que llega con una enfermedad muy grave a lo mejor se la puede acompañar para que en el dolor, pueda ser feliz con eso. Desde la filosofía, está al servicio de ese equilibrio del sistema. Se puede pensar de esta manera, en el Valle hay mil manzanos, pero uno está podrido y hay que talarlo. Es muy profundo, por eso hay que vivirlo y abrazarlo.
C- Ante casos de violencia extrema ¿el trabajo de constelar de una persona puede cortar?
AC- En una familia hay muchos abandonos, entonces eso hay que empezar a mirarlo. A ver qué pasa en el árbol. Empezar a mirar lo que es, desde un amor mayor, esto está al servicio de la polaridad. Hay que hacerlo, atravesarlo con el cuerpo. Solamente puedo cambiarme a mí misma, no al otro, y en ese trabajo personal algo pasa. Puedo yo cambiarme a mí, integrar lo que vi, despedirlo y ponerme en la vida, en el presente. Si necesito tiempo para ver, ese es el trabajo que hacemos si estás dispuesta a contemplar lo que te da la constelación. A veces no te baja nada. Tenes que dejar que los cuantum del átomo se ordenen. El trabajo está hecho y se sigue. A veces es inmediato y otras veces no.

C-¿Qué pasa cuando se acepta la historia?
AC- Somos energía, dentro nuestro está el ADN de los muertos y de los vivos. Hellinger lo hacía de manera empírica, hoy la física cuántica lo confirma: hay una unión de lo empírico con lo físico. Cuando aceptamos nuestra historia, cumplimos las órdenes del amor y nos rendimos a lo que es y no a lo que quiero que sea, hay mucha paz para atrás. Los ancestros se relajan, se sanan, se sienten en paz. Los muertos quieren que los vivos vivan. Siempre en las constelaciones la polaridad se une, y algo se sana. Se sana el cáncer, duelos eternos, o acompañamos a personas a irse en paz también. No se trata de interrumpir el destino de cada uno, eso también hay que honrarlo. Hay personas que van a vivir horas, y ese es su destino. El constelador no es un salvador, acompaña.
C- ¿Qué concepción tienen de la muerte?
AC- Que es parte de la vida, de esta polaridad. Nacemos y morimos, y cuando morimos, morimos en nuestros descendientes. Si no tenemos descendientes vivimos en lo que tenemos cerca: en los animales, en los libros, en lo que dejamos que es materia.
C- ¿Y del tiempo?
AC- No pensamos en el pasado, sólo en el presente, ya que por resonancia el pasado se sana. Es lo que llamamos el yo cuántico. Cuando uno trabaja mucho con esto, estás más rápido en el presente. Esto no quiere decir que no tengamos duelos, pero sabemos que no va a ser eterno. Hoy tengo un duelo pero mañana es otro presente. Eso te quita ansiedad y no te paraliza en el pasado. Normalmente el que está en modo víctima está siempre en el pasado.

C- ¿Cómo somos como sociedad? ¿Somos víctimas?
AC- Quiero ser optimista. Después de la pandemia hay un cambio de paradigma, y se siente. Hay un despertar, una búsqueda de más sanación, de vibrar mejor, de comer más sano, de cuidar la ecología. Hay culturas que están más avanzadas, otras no tanto. Esto se siente. Hace 10 años atrás nadie hablaba de esto. Hoy se habla de incertidumbre, de presente, de liberar a los ancestros, de vivir en el hoy.
C-¿Por qué el peso de la historia?
AC- En nuestro ADN está la historia de la humanidad, es el peso de la historia. Las palabras tienen un peso específico en las constelaciones. Somos lo que decimos, lo que hablamos, lo que pensamos. Decretamos desde la palabra, aunque sea pensada, escrita o hablada.
La sistémica no diferencia entre verdadero o falso, sino que busca siempre el equilibrio. Buscamos ese centramiento. Soy lo que pienso, soy lo que digo. Soy abundante, ¿me lo creo? Si digo que somos todos pobres lo decreto. La palabra es energía. El solo hecho de mirar cambia el objeto. Hace que algo en vos cambie. Cambia tu ADN, algo en tus átomos, las moléculas que se modifican. Eso es la física cuántica. Hay que respetar el destino, los tiempos de las personas, el orden. Somos saltos cuánticos. Después de un gran dolor hay un gran crecimiento. O más fuerza.
Todos llevamos fidelidades y deudas inconscientes que nos limitan, y todos nos podemos beneficiar de esta terapia. Y basta con que un miembro de una familia haga su constelación, para que toda la familia empiece a cambiar y a recobrar su armonía.
Como terapia llega donde ninguna otra llegaba hasta hoy. No se opone a las demás terapias, sino que las hace avanzar a pasos agigantados. Y para los terapeutas es un instrumento que deben conocer para integrarlo a su quehacer, aumentando así el alcance y eficacia de su intervención.
*MINIBIO
Escrito por:
Marianela Vergara
— Revista Cuad