El arte en lo cotidiano
Entrevista a Eugenia Eibar
El arte en lo cotidiano
Entrevista a Eugenia Eibar

Diseñadora, docente, artista, dueña de la galería virtual Peste. Aunque inquieta, Eugenia Eibar se toma la vida con calma para observar, escuchar, pensar y pintar.

Pretender que la pandemia de Covid-19 no dejó secuelas sería absurdo, hacer de cuenta que no existió, también. Ahí estuvo, desde el 20 de marzo de 2020, encerrándonos, asustandonos, sometiéndonos a un largo tiempo en suspenso. Para Eugenia Eibar, la sustancia de esos días inciertos tuvo la virtud de una incubación. Diseñadora desde que se recibió en 2014 en Buenos Aires, profesora en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) en la carrera de Diseño Visual y estudiante de la orientación pintura en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), Eugenia logró convertir la curiosidad, el ocio y la inquietud de aquellos días pandémicos en una tienda de arte virtual que se mantiene activa y crece ya superada la pandemia. Le puso de nombre un categórico Peste, pero lo único que espera contagiar son creaciones artísticas, una idea federal de las propuestas, y su mirada sobre todo el universo del diseño.

“Peste nació en pandemia y de ahí apareció ese nombre. El aburrimiento y tanto tiempo de ocio fueron claves para preguntarme qué hacer. También para darme cuenta de que la pausa no era mala, que incluso es bueno que uno se permita dársela”, dice Eugenia, que en esos días rastreó por Instagram a otros artistas como ella, para ir armando un catálogo que ahora se puede ver online.

Eugenia tiene 33 años y se volvió a vivir a su ciudad natal, General Roca, después de recibirse, en 2014. “En Buenos Aires no encontraba un lugar que me gustara, ni algo que valiera la pena”, dice, como un resumen preciso de lo que la decidió a volver, a trabajar en la imprenta gráfica de un familiar, a la par que expandía sus intereses y sus horizontes.
A Eugenia, la posibilidad de quedarse en Buenos Aires o de volver no se le presentó como una dicotomía que pusiera en juego algo. “Me parece que no es necesario vivir en Buenos Aires para ser parte de lo que esté pasando en el arte. La verdad es que no siento que me pierdo de cosas. Y en ese sentido, creo que las redes han ayudado un montón a no estar desconectado de lo que pasa allá. Además, un poco por esa cuestión de que no todo pasa por ahí, yo miro mucho el interior, también para lo que ofrezco en Peste”.

Efectivamente, además de traer trabajos de María Luque, Carla Ocho, Fide de Buenos Aires, y Flora Nómada, de Buenos Aires, también hay creaciones de Matias Ramayo de Corrientes, Santiago Paredes y Manuel Garay de Tucumán, y los de ella, que suman la cuota local y patagónica del proyecto.

Entiende, además que -por un cambio de época y de paradigmas- ya no son necesarios los ejemplares únicos, que las reproducciones son igual de valiosas. Lo que busca y lo que encuentra, mirando la redes, pero sobre todo Instagram, son postales con diseños botánicos, o escenas de la vida cotidiana, coloridos dibujos que luego forman parte de bolsos o totes, o mochilas, acrílicos, textiles estampados.

Los días que no está estudiando o enseñando o buscando artistas para que integren su vidriera virtual, Eugenia pinta. “Siempre quise hacer artes visuales y me fui metiendo de a poco. Cuando cursás en el IUPA y vas por el pasillo y escuchás música, o ves pasar a las bailarinas…Al que le interesa el arte no se quiere ir más de ahí”, asegura en su estudio, donde tiene montado el atril para pintar.
¿Qué pinta? “Me interesa mucho la vida misma, la cotidianidad, la vida de la gente que conozco; la rutina, lo que hago; me gusta retratar esa rutina. Me baso mucho en fotos, en recuerdos, en momentos particulares”, enumera, en calma, mientras acaricia el gato que acaba de subirse a su falda.

Me interesa mucho la vida misma, la cotidianidad, la vida de la gente que conozco; la rutina; me gusta retratar esa rutina.

Me interesa mucho la vida misma, la cotidianidad, la vida de la gente que conozco; la rutina; me gusta retratar esa rutina.

La cotidianidad que dibuja puede ser una gorra, como la que está pintando ahora. O una taza junto a analgésicos, un encendedor y un quitaesmalte. Le saca una foto a esos objetos de su escritorio, los dibuja y luego los pinta. Y cuando los pinta ya no son esa foto, sino una pintura colorida que forma parte de su galería virtual.La cotidianidad es también la recreación de una escena en la que hay un familiar, en la que se ve a un adolescente preparando la caña y los anzuelos para pescar, o una esquina de Roca, con una moto detenida, en medio de un anochecer.
Eugenia habla con calma, hace con calma. “Disfruto mucho de la observación y de pensar, de las reflexiones sobre los temas universales; me gusta escuchar qué piensan las personas con respecto a temáticas de la vida cotidiana y pensar qué dice el arte de eso, que proponen los artistas, que perspectivas hay”.
Esa es su búsqueda. Y lo que deja en cada creación.

Disfruto mucho de la observación y de pensar, de las reflexiones sobre los temas universales; me gusta escuchar qué piensan las personas con respecto a temáticas de la vida cotidiana y pensar qué dice el arte de eso.

Eugenia Eibar / Artista Visual

¿Quién es Eugenia Eibar?

Nació en General Roca, hace 33 años. Desde chica, fue a talleres de pintura. A los 18 años se fue a estudiar a Buenos Aires, y se recibió de diseñadora gráfica en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA). En los últimos años de la carrera se acercó a la ilustración e hizo un taller con Gastón Caba, un ilustrador oriundo de Roca. La proximidad con galerías nuevas, exposiciones, la acercó aún más a las Artes Visuales. A los 24 regresó a Roca y trabajó en el taller gráfico de un familiar a la par que abrió su estudio. En el 2018 empezó a estudiar artes visuales en el IUPA y aunque durante la pandemia abandonó, ahora retomó la carrera. Es dueña de la galería y tienda virtual, Peste.

Escrito por:

Veronica Bonacchi

— Revista Cuad

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