En ese transitar la vida y vincularse con lo artístico, camino que casi sin darse cuenta comenzó a recorrer desde pequeña cuando su papá la llevaba a disfrutar de la música, ha logrado que su nombre trascienda las fronteras de Neuquén, su ciudad natal, e incluso del país y es referencia de colegas y movimientos culturales en todo el país, hasta donde llegó superando metas sociales e individuales.
Algo que dice al pasar queda resonando y es quizá la explicación a tanta capacidad de gestión: siempre vi a mi mamá hacer, nunca detenerse, gestionar.
Su mirada amplia sobre el arte y lo social, la búsqueda en lo profundo de su ser, incluso en esas zonas más oscuras a las que tanto cuesta llegar, la necesidad de un inclusión real de quienes no han podido o sabido mostrarse, de aquellos que han sido excluidos, la han convertido en referente, en marca personal. Quizá sin estar muy consciente de que iba camino a ello, un día su nombre comenzó a ser referencia al momento de hablar de gestión cultural y en el presente es mencionada en revistas y libros regionales.
Pienso las 24 horas, estoy todo el día construyendo ideas y buscando la forma de transformarlas en una realidad, en un proyecto colectivo, algo que empieza en mi cabeza pero se expande
Marina Cisneros / Artista Visual
Es imposible disociar a la persona de la gestora, lo deja muy en claro, ya que es una forma de vida. A lo largo de sus casi 40 años ha logrado, en muchos sentidos, romper con el estereotipo del artista, creador, que pasa horas encerrado pintando o buscando la perfección de su obra, a la espera de esa llamada o propuesta que le permite salir al mundo a difundir su obra.
Su espacio, su casa, es más bien un laboratorio de ideas, donde sus creaciones visuales, sus fotografías, están por todos lados, algunas embaladas esperando en silencio el momento en que Marina acepte alguna invitación para exhibir en una galería o muestra.
“Estoy las 24 horas del día pensando y gran parte del día y la noche en la computadora, trabajando en la plataforma (RARA), dando forma a proyectos, buscando información, programas culturales, maneras de relacionarme y buscar espacios de formación. Y cuando alguien lee mi proyecto, cuando me hacen una devolución o me responden un mail a la noche, siento que entonces se interesan en lo que propongo”, describe su día a día. Eso la conecta y permiten que exploten nuevas inquietudes que inevitablemente se convierten en otra propuesta de formación, porque la necesidad de aprender es su esencia. La mayoría de las palabras se vuelven verbos, por esa necesidad de convertir en algo palpable lo intangible.
De las cientos de ideas que se le han ocurrido ha logrado transformar muchas de ellas en proyectos concretos, siendo la plataforma RARA una de sus iniciativas más prolíficas, un sitio web con una mirada transfeminista que desarrolló en el 2020, cuando en el mundo ganaba el pesimismo, ella se tomó un tiempo para pensar cómo salir adelante. “La necesidad fue la semilla, necesitábamos vivir, tener nuestro sustento, ofrecer y vender nuestro trabajo, ofrecer algo”, expresa.
También es representante de CUERO Red arte contemporáneo de Patagonia. Como parte de esta red, Marina participó de una mesa de trabajo en el Palacio San Martín, que tuvo como finalidad difundir y profundizar en los aspectos innovadores del plan de Promoción Comercial “Exportarte Argentina” para las Artes Visuales y el ''Catálogo Digital de Galerías de Arte'', impulsado por el Consejo de Promoción Público Privado de Promoción de Exportaciones (CPPPE). Este año además fundó PAC Patagonia, para el desarrollo de proyectos culturales vinculados a Prácticas Artísticas Contemporáneas en Patagonia.
Volviendo a RARA, es muchas cosas al mismo tiempo, así como su fundadora. Es “una plataforma de estudio y difusión en torno a la imagen fotográfica en relación al arte contemporáneo” pero también la fuente de ingresos para Marina y un grupo de docentes.
A través de la plataforma promocionan su obra e imparten clases de distintas disciplinas artísticas y de formación, girando en torno a la fotografía, la didáctica y las técnicas que les permitan ofrecer su obra al mundo.
El éxito está en crear procesos que funcionen y trasciendan a lo colectivo
Marina Cisneros / Artista Visual
“Hay que sacarse el tabú de hablar de dinero, de buscar financiamiento, somos artistas y es nuestro trabajo y nuestra vida” refiere Marina. La vida de gestora le dio fuerza a su hipótesis, todo proyecto necesita un financiamiento y parte de su rol es obtenerlo, en el sector público y privado, llegar con las ideas a quienes estén dispuestos a apadrinarlas.
Este es un punto coyuntural para Marina, acá se detiene en una mirada crítica y enfatiza en la necesidad de que los artistas sean sus propios mecenas, muestren su obra y se generen las oportunidades que, sobre todo en el interior del país, no llegan todos los días.
Se mueve con solvencia en el terreno de las artes visuales ya que su vida está atravesada por la autogestión, la invención constante, el superar metas diarias.
Nacida en 1985 en Neuquén capital, Marina abandonó la ciudad antes de obtener el título secundario para irse a vivir a Córdoba y sumergirse en la vida universitaria. Eligió la carrera de Comunicación pero no tardó mucho en volver a la Patagonia, “no me la banqué” explica.
“Cuando volví (a Neuquén) incursioné en la fotografía, pero aprendiendo sola, no pensé en un estudio formal como tampoco pensaba en ser artista. Fueron mis amigas las que me impulsaron, me insistieron, me dijeron que tenía talento para esto”.
Cande: ¿Existe la marca Patagonia en el arte?
Marina: No existe el arte Patagónico como tal en el resto del país, es algo que se debe imponer, instalar la marca, salir a buscar los espacios. Los y las artistas deben entender eso, ya no existe el mecenas que va a golpearte la puerta de tu casa para patrocinarte o invitarte a una exposición. O sí los hay, pero no es lo más común”.
Cande: ¿Cómo logras el éxito desde la gestión cultural, en la Patagonia?
MARINA: Tiene que ver con lograr cosas, pequeñas o grandes, pero ir obteniendo resultados que trasciendan. Veo el éxito como una construcción colectiva. Como hacedora cultural completamente autogestiva no me puedo detener nunca, estoy siempre pensando ideas, proyectos y forzando el resultado. Yo voy a reuniones, genero los espacios. Hace un tiempo me enteré que se realizaba una reunión muy exclusiva para gestores culturales en Buenos Aires. Con invitados de distintas provincias. No había nadie de Neuquén invitado. Averigüé, llamé, pregunté si se podía ir y fui. Y me traje muchas ideas y posibilidades de desarrollo concretas para la zona que se van a convertir en nuevas posibilidades para todos.
Estas inquietudes personales le han valido ser convocada para participar con su trabajo del Archivo de la Memoria Trans de Argentina, espacio para la protección, construcción y reivindicación que nace como un proyecto de las activistas María Belén Correa y Claudia Pía Baudracco.
CUAD: ¿El proceso es totalmente autogestivo o tenes vínculos con el gobierno provincial o municipal de Neuquén para poder sostener la maquinaria?
MARINA: Siempre me preguntan, o creen, que trabajo para el Gobierno, porque me muevo mucho por diferentes espacios. Nunca trabajé para el Estado, sí he sido convocada para formar parte de propuestas y muestras y para llevar mi obra y de la otros colectivos a distintos espacios. Pero soy independiente y eso forma parte de mis metas cotidianas, pensar por ejemplo cómo voy a pagar el alquiler todos los meses, si voy a llegar, plasmar propuestas y poder vivir.
CUAD: ¿Lo cotidiano, cómo se vincula con el éxito de tus proyectos?
MARINA: Hablar de éxito me genera algo extraño, -su corporalidad al decirlo lo refleja, se extremece-, reflexiono sobre eso y me doy cuenta que mi principal éxito es superar el día a día. Siempre digo que haber llegado hasta acá es un éxito para mí, superando un diagnóstico de un psicólogo en mi adolescencia, un anuncio que siempre pensé que no me permitiría llegar a este presente. Y escucharme me permite darme cuenta hasta dónde llegué, todo lo que hice.
CUAD: No habías puesto en valor todo lo que habías generado con tus gestiones, serías una especie de mecenas pero del modernismo…
MARINA: Muchas veces cuando estoy con una idea, trabajando en un proyecto, me pregunto si es suficiente, me he cuestionado si va a servir para algo, si hará la diferencia, o a quién le interesa. Y ahora me escucho y me emocionan los resultados. Cuando una iniciativa trasciende lo personal y contempla al otro, a las otredades, eso es un éxito. Haber creado un ecosistema que me permitió llegar hasta acá es un éxito.
CUAD: Hablaste de superar pronósticos y de qué cada día es un éxito, ¿se trata de la “deconstrucción” de la que tanto se habla?
MARINA: Es poner mucho de una misma. Detenerme y pensar ´qué hago con esto qué tengo´. Trabajar mucho con eso, buscar las herramientas. Porque el trabajo más grande es el desarrollo personal. No tener prejuicios, todos y todas tienen algo que aportar. Pero es un ejercicio permanente. Yo he aprendido mucho y he salido a buscar lo que necesitaba para este desarrollo. Por ejemplo ir dos veces al día al gimnasio que es fundamental para mí para estar bien, no es simplemente ejercicio, se trata de un todo, algo tan sencillo como ser consciente que soy autogestiva y no tengo obra social y no me puedo enfermar, entonces hacer ejercicio también forma parte de este desarrollo personal. Algunos que me ven que me muevo por todos lados y voy a todas las reuniones piensan o me dicen ´pero a vos te va re bien´, pero se trata de esto que decía, superarme cada día. Ese ecosistema que me permitió crearme como persona y como artista.
CUAD: La manera en que lograste abrirte camino en el espacio del arte, evidencia que te pudiste despojar de prejuicios ¿es así?
MARINA: Sí. No me aferro a nada ni nadie, ni a ninguna idea estanca. He sido muy solitaria, tuvo una adolescencia muy solitaria y nunca pensé en ser artista. No quería serlo, como dije me empujaron mis amigas cuando empecé con la fotografía. Entiendo que si una relación no funciona, laboral, personal, no hay que insistir ni buscar responsables. Por eso digo que no me aferro a nada. Mi objetivo es avanzar y crear espacios que me permitan desarrollarme. Si alguien me trae una propuesta, todo es analizable.
CUAD: ¿Cómo lograste insertarte en los espacios culturales que a veces parecen reservados para un sector exclusivo?
MARINA: Convencida de que no me iban a venir a buscar a casa siempre. Generando espacios que incluyan a los distintos sectores, un poco lo que hablamos antes de que falta capacitación, espacios de formación que salgan de lo institucionalizado, de las universidades, los institutos. No todo el mundo puede estudiar una carrera o no todos quieren. Saber sobre gestión, administración, además de lo estrictamente cultural, es primordial. Porque cuando somos autogestivos todo depende de nosotros. Entonces yo por ejemplo me capacité en muchísimas cosas y es el conocimiento que intento llevar a otros y otras. Para entender que todo depende de nosotros, de salir a generar las oportunidades y poder administrarnos los tiempos, los recursos financieros, la energía que le ponemos a las iniciativas.
CUAD: Siendo Neuquén una gran capital, referencia en la Patagonia, que cuenta con Museos, como el Nacional de Bellas Artes (MNBA) ¿sentís que carece de lugares dónde exponer trabajos, sitios de encuentro?
MARINA: Por supuesto que faltan, pero también me pregunto si todos los artistas están preparados para exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes. Hay que repensar la manera en que nos relacionamos con nuestro público, con aquellos que pueden consumir nuestra obra.
CUAD: ¿Crees que estás donde te mereces, qué pensas de la meritocracia?
MARINA: Yo sí creo en la meritocracia. En disfrutar de lo que obtuvimos con nuestro esfuerzo. Lo que no está bien en este punto es que pensemos que todos partimos desde el mismo lugar, porque no es así. Y cuando se parte de esa premisa equivocada de que todos partimos del mismo lugar, es cuando la meritocracia está mal entendida.
CUAD: Toda tu obra y como te expresas demuestra que sos una artista que se supo construir a sí misma, saliendo en forma permanente de ese espacio cómodo en que todos nos sentimos tranquilos, la llamada “zona de confort”.
MARINA: Totalmente. Hay que moverse de ahí. Moverse todo el tiempo, buscar, ser curiosa. Como dije antes, salir a buscar las oportunidades, y no apegarse a nada. Eso implica un enorme trabajo personal. Si nos apegamos no podemos generar nuevas instancias de crecimiento.
Escrito por:
CANDELA ROSSI BUSTAFÁN
— Colaboradora Revista CUAD