Con el comienzo del 11° Festival Nacional de Teatro organizado por el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) y Fundación Cultural Patagonia (FCP), no sólo llegaron las obras, conversatorios, talleres y muestras, sino también el anuncio de la obra ganadora del 2° Concurso de Dramaturgia Patagónica. Las dos instituciones dieron a conocer el miércoles 23 de agosto la obra ganadora. El jurado, integrado por Ana Alvarado, Maite Aranzábal y Verónica Martínez Durán determinó que el 1° Premio fuera para la obra «Greta, su madre y un gallo» de Elisa Sustaita, de San Carlos de Bariloche. Además, se entregó una Mención Especial a la pieza «Pollito» de María Fernanda Marino, de Neuquén.
Dos de las integrantes del jurado, Maite Aranzabal y Verónica Martínez Durán son de la región, y hablaron con CUAD sobre el concurso, las obras que leyeron y las temáticas que se plantearon.

-Luego de leer todas las obras presentadas en el Concurso, ¿hubo temáticas dominantes?
Martínez Durán: Si bien en los textos aparecen elementos que se caracterizan por pertenecer a la región, en muchas obras encontramos coincidencias temáticas con respecto a los vínculos entre mujeres: madre e hija, hermanas, y también aparece la figura de mujer vengadora ante varones abusivos..
Aranzabal: Los temas dominantes han sido tanto la necesidad de justicia desde las voces femeninas, desde el feminismo, como la reivindicación de la tierra, de lo patagónico, de lo histórico en la patagonia. Pero lo dominante ha sido más una temática desde el género, desde la voz de las mujeres. Haciendo justicia a través de la dramaturgia, de casos de maltrato del hombre hacia la mujer. También ha habido toda una proporción de obras que hablan de la territorialidad patagónica.
-Las dos escriben y hacen teatro en la región, ¿creen que existe algo que pueda definirse como teatro patagónico, que tenga sus propias características?
-Martínez Durán: Soy de Neuquén y también escribo dramaturgias que llevo a la escena como directora, pero considero que las dramaturgias de la zona si bien tienen elementos que nos muestran universos locales, es todavía muy incipiente como para definirse como teatro patagónico, además creo que las características regionales en las obras muchas veces han sido lavadas o disimuladas con el fin de parecerse a las del centro.
De a poco vamos comprendiendo que desde la periferia es de donde partimos, nos fortalecemos y potenciamos la actividad valorando nuestras singularidades.

Aranzabal: Hay un largo camino por recorrer desde esta posibilidad de mirarnos que se ha abierto con claridad desde hace algunos años. Sí me parece que va a haber mucho camino por recorrer y que en ese sentido, es una celebración de esa autonomía. Aunque no sepamos todavía en qué características específicas podemos basarnos para hablar del teatro patagónico, creo que sí puede hacerse desde una energía de los hacedores patagónicos. Y en la medida en que van pasando las generaciones de creadores, se va viendo eso: que ya no estamos sometidos a una mirada de la capital.
-A nivel personal, ¿consideran que es necesario reactivar o activar lo local, lo regional, para que no solo se conozcan las voces sino también la narrativa de la zona?
Martínez Durán :Sí, considero muy necesario apoyar, incentivar y validar la escritura dramatúrgica en la zona, y en ese sentido el concurso adquiere para mí una gran relevancia. Además destaco en esta oportunidad la conformación de un jurado de directoras que escribimos y siendo mujeres tenemos una mirada sensible y política con respecto a la actividad. Me siento agradecida de compartir esta instancia con personas que admiro tanto como Ana y Maite.

“considero muy necesario apoyar, incentivar y validar la escritura dramatúrgica en la zona”
Verónica Martínez Durán / Jurado 2° concurso de Dramaturgia
Aranzabal: Lo que observo en el teatro patagónico es fuerza, creatividad, capacidad de reelaborar lenguajes. Lo vengo percibiendo como un teatro vital, vigoroso, que tiene su trayectoria ya. Hay obras en las que aparece el paisaje, el lenguaje y el tema, y otras en las que no aparece para nada, pero sí se me ocurre pensar que cada vez el teatro del interior es un teatro más autónomo, con más capacidad de mirarse a sí mismo, de mirar su propio paisaje. Cuando yo era joven había mucho teatro de la ciudad de Buenos Aires en el “interior” del país. Me parece que eso hace años que no existe. Siento que no hay tal dependencia. Que hay autonomía estética, sensorial. Tampoco para encasillarse, pero si con autonomía de vuelo con respecto a la capital.
-Con respecto a la obra elegida, ¿qué fue lo que como jurado las atrajo’. ¿Qué destacan de esa pieza?
Martínez Durán: Cada una de nosotras leyó todas las obras y eligió en soledad algunas de ellas. Para cuando nos volvimos a reunir resultó que coincidimos en la selección.
Lamentablemente teníamos que elegir solo una y la obra ganadora logró un acuerdo unánime. Personalmente me atrapó por su poética y una estructura capaz de sostener ese universo único.
Aranzabal: Me pareció un trabajo muy equilibrado de poesía, acción, transformación. Me pareció un trabajo delicadamente compuesto, con equilibrio entre las energías que combustionan el teatro.

Las dos integrantes regionales del jurado tienen amplísima experiencia teatral, y además, obras sobre tablas en este momento. Verónica Martínez Durán, por ejemplo, tiene en este momento “Sueño de Monigote” (adaptación del cuento Monigote en la arena de Laura Devetach), “Astilla del mismo Palo” (Una suerte de “biodrama” que se podría definir como una pieza testimonial), la performance “Terca” y “Próximos” que es una dramaturgia escrita en una beca que realizó con el dramaturgo catamarqueño Alberto Moreno. Maite Aranzabal, por su parte, estrenó este año una obra de su autoría que se llama “Provenzal”, con la dirección de Paco Redondo y la asistencia de Ana Loto. “También vamos a reponer “Las rusas”, un trabajo donde dirigí a actrices jóvenes, con la asistencia de Ana Loto, y la actuación de Laura Raitieri, Magui Aguirre y Ana Loto”.
Por estos días, además, según contó Martínez Durán. está trabajando en una obra inspirada en el cuento “La niña que iluminó la noche” de Ray Bradbury. “Desde mi punto de vista necesitamos generar corredores y gestionar nuevos públicos para poder sostener en cantidad de funciones las obras. Hay algunas ciudades en donde es más fácil y otras en donde cuesta más, pero considero que debemos abocarnos a esa tarea”
Maite Aranzabal contó también que retomará “Provenzal” y que está trabajando en “espacios alternativos, desde hace mucho, con formato pequeños de espectadores, pero que nos da la alegría de la intensidad entre el actor y el autor, que también es una fiesta de la sensorialidad”.
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