Aprovechamiento de los pocos metros
Vamos a hablar del caso de “La Torre”. Este dispositivo habitable exigía como premisa llevar los metros cuadrados al extremo, a su mínima expresión siempre respetando las regulaciones del código de edificación -un total de 36 metros cuadrados construidos-. La Torre debía responder a las necesidades de refugio, amparo y cobijo en los días de retiro de fin de semana. Se planearon usos no permanentes, pero si adaptables necesariamente absorbidos por espacios ambiguos. De manera tal que el dispositivo se puede utilizar como hogar, oficina, taller, tanto la planta baja como alta resuelven usos sociales o privados dependiendo de la intensión del usuario. Dispone de equipamientos que son flexibles y expandibles: ciertos mobiliarios, como la mesa con un sistema rebatible, o las carpinterías con un sistema de abertura total, hacen de estos pocos metros un espacio amplio y cómodo a la vez.

El entorno natural y las decisiones proyectuales.
La relación con el entorno, es una variable que acompaña todo el desarrollo evolutivo del proyecto. Nunca debemos dejar de comprender y analizar el entorno inmediato, porque claramente nos da muchas más herramientas proyectuales de las que imaginamos. Desde el asoleamiento con sus orientaciones adecuadas para la habitalidad de los espacios. Hasta la vinculación con la naturaleza, ya que la arquitectura es el medio construido para enmarcar y enaltecer el paisaje de nuestro territorio. Se analiza hacia a dónde se abren visuales. Uno tiene que tener el artilugio o las herramientas para saber qué quiere imaginándonos cómo voy a vivir ese espacio. Cómo quiero ingresar, qué quiero ver cuando acceda a ese espacio.
Rasgos del minimalismo en el trabajo de arquitectos patagónicos
Cuando se está en el proceso creativo siempre hay un concepto, se intenta seguir con determinadas lógicas que fundamenten esa arquitectura, esa resolución proyectual. Acá, en esta zona, en el Alto Valle de Rio Negro, y sus alrededores, su estepa Patagónica, nos encontramos con buenas prácticas proyectuales, que tienen en sus objetos arquitectónicos rasgos del minimalismo contemporáneo, no por seguir una moda o un estilo, sino por creer o tener lineamientos o convicciones a la hora de hacer arquitectura regional, local con consistencia formal y solvencia técnica, buscando líneas puras, materiales neutros, donde la síntesis y la sencillez van de la mano.


Nuevas formas y funciones, el movimiento dentro del movimiento.
Actualmente se está pensando en crear espacios multifuncionales, sin divisiones fijas, o las divisiones son paneles corredizos; para que por ejemplo un comedor sea luego un dormitorio. Existen, en el mercado muchos proyectos de departamentos donde no está definido qué es cada cosa, ya que se piensa desde un lugar más polivalente, el usuario determine la función de ese espacio; hoy funciona como oficina, mañana es una habitación, o una sala de danza. Romper con el límite de darle una función específica al espacio, es parte del nuevo minimalismo contemporáneo.
También, hay otros casos súper interesantes. La arquitectura feminista, proyecta la vivienda sin cocina tal cual la conocemos, sino que la cocina está integrada a un espacio a través de un mobiliario, donde pasa desapercibida y la cocina como tal no toma un rol protagónico y todo lo que significa con ello. Entonces donde no hay una cocina determinada, ese espacio puede ser una oficina, un consultorio, un estudio.
En el microcentro porteño muchos edificios de oficinas dejaron de funcionar como tal durante la pandemia, hoy hay un plan de re-funcionalizarlas en viviendas. Y ahí pasa esto que hablábamos, esa reconversión del espacio, cambiando el sentido, volviéndolos versátiles.

¿Cómo desde lo cultural también cambió cómo usamos el espacio?
Los mobiliarios también cambiaron, todo conduce a la idea de polivalente, que tiene varias funciones. El colchón que viene en una caja, ahí vez cómo la industria acompaña a estos criterios que responden a una lectura social y cómo la pandemia también puso en evidencia el uso de los espacios y las necesidades de hacer espacios flexibles, polivalentes.

El minimalismo se enseña.
Indagamos sobre cómo surgió esta vocación docente, estas ganas de enseñar, y Lucila nos dijo que para ella enseñar implica amor al arte, la vocación a la educación, y a transmitir el conocimiento para que aprendas a abrir el corazón de lo que hacés. Lo fue asimilando con los grandes maestros que tuvo a lo largo de su carrera, tanto como estudiante, docente y profesional. “Tuve muchos profesores que me enseñaron con pasión en FADU-UBA, que me despertaron la curiosidad y el interés, que me ensañaron a mirar reflexivamente. Mi experiencia como docente, como ayudante adjunta en mi facultad me llenó de herramientas y de inspiración.”
Conversamos sobre cómo es dar clases ahora en la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Rio Negro, en una ciudad como General Roca, preguntándonos un poco cómo son los estudiantes de ahora, y cómo es enseñar arquitectura, algo tan abstracto a veces.
A los 23 años Lucila termina quinto año de su carrera y la toman de ayudante en cuarto año en FADU-UBA, siempre fue muy dedicada, se recibió con honores, y eso de alguna manera la atraviesa también en su performance profesional y docente.
“Enseñar arquitectura es un gran desafío, ya que es una carrera proyectual basada en el oficio, en el aprender haciendo; hay que generar una capacidad de abstracción, hay que construir una mirada, hay que enseñar a aprender ver, además de transmitir rigurosidad y disciplina para interpretar, estudiar, proyectar y luego ejecutar. Trabajar desde los años iniciales con el pensamiento gráfico, profundizando esta herramienta como nuestro lenguaje universal es indispensable.”

Hay un dinamismo y una determinación en la manera de hablar y de hacer de Lucila que se trasluce en su mensaje como docente: “Poder inculcar cómo se interpreta lo simbólico de la arquitectura, explicar el criterio de representación con la valoración de la línea…Enseñar arquitectura es poner el cuerpo y la mente a la vez. Por ejemplo, no es lo mismo dibujar parado, la actitud proactiva de dibujar parado, en una de las materias mostramos a arquitectos que dibujan parados y los hacemos dibujar a ellos en diversas posiciones para que interpreten/experimenten las diferencias.” Y es esa proactividad, esa fuerza de seguir su impulso la que la nutre siempre en esta profesión que eligió como manera de vivir y crear.
Escrito por:

LUCILA PUGNI RETA
Colaboradora Revista CUAD

MARINA PASEIRO
Revista CUAD – Coordinadora general,
jefa editorial, marketing