-¿Qué es la fantasía para vos?
-Estoy convencida de que la fantasía es el motor de un montón de cosas, el combustible de los días. También en las relaciones, si no existe una cuota de fantasía, todo se vuelve monótono y rutinario. Por eso, para mí, la fantasía sería lo contrario a la rutina. Y si bien no podemos dejar la rutina de lado porque nos ordena, a mí me la hace más amena la fantasía. Creo que si le meto una cuota de fantasía a cada cosa rutinaria que hago, es un peso menos en la cabeza. Además de ser un combustible, es lo que me acompaña todos los días a no hundirme en una rutina pesada y densa. Si no existe la fantasía en todas las cosas que hagas, desde la cocina hasta vestirse, desde laburar a las relaciones con las personas.Si no existe una cuota de fantasía, a mí me cuesta mucho continuar las cosas. Lo que me sucede desde la ilustración y desde la música es que quizás todo comienza con una oración o con una palabra, por ejemplo, al escuchar una frase de una canción, me baja una imagen mental y eso me conecta con las disciplinas e intuyo que es ese puentecito entre disciplinas. Me invita a decir, bueno, del texto pasó a la música, de la música pasó al dibujo, del dibujo pasó a, no sé, al flyer, del flyer al evento, del evento a todo. Es un puentecito que me dice, bueno, gracias a la fantasía que yo estoy imaginando en mi cabeza que eso se puede conectar y que tiene una conexión, lo puedo llevar a la realidad. Así que considero que es un gran puente también.
La fantasía es el motor de un montón de cosas, el combustible de los días.
Margarita Luna
-¿Cómo fuiste construyendo tu universo? Contanos un poco sobre tus proyectos
-Considero que en el plano de la imagen. Empecé en fotografía, de muy chiquitita. Eso fue lo que me hizo abrir la cabeza en cuanto al lenguaje visual. Y después ya conocí la herramienta del dibujo y eso me llevó a ilustrar y a poder conectar. Vuelvo a lo mismo, desde la fantasía, porque en realidad conozco la herramienta del dibujo porque me había quedado chiquita la herramienta de la fotografía. Es que tenés que invertir un montón de plata. Yo tenía 14 años y adónde iba a comprar una cámara. Así que me pregunté: ¿cómo puedo resolver todas estas imágenes mentales que estoy teniendo? De cámara, de escenario, de personaje, de bla, bla. Y la respuesta fue la ilustración. Así empecé a ilustrar y encontré en el dibujo eso, una explosión, porque en realidad no tiene fin.
El dibujo me lleva a un montón de cosas. Así que creo que lo que más hago y lo que más disfruto de hacer es dibujar hoy en día. Pero eso me conectó con todo. Como que no hay manera de separarlo tampoco con la música. No sé, se conecta con todo. Y de ahí al tatto y a tatuar.
Meterme en esa disciplina desde el dibujo se me hizo fácil porque ya tenía los diseños y los dibujos. Y a su vez el tatuaje reforzó la idea de que no necesitas grandes herramientas ni grandes cosas. Lo podés hacer simple, minimalista, así con pocos elementos. El tattoo me hizo valorar eso, eso es minimal. Lo que se conoce de las ilustraciones que hago es lo que prefiero y lo que me gusta.
Yo estudié Bellas Artes, así que todo eso ya lo pude hacer en la carrera, pero como que en el inconsciente cada una tiene su búsqueda. Y a mí, por suerte, creo que el tatuaje me reforzó un montón en esa idea, me hizo más fuerte.
- ¿Qué consumos culturales te formaron, te inspiraron o te inspiran aún?
-Empecé fotografía de chica y Marina Cisneros, la fotógrafa, me abrió un montón la cabeza, desde la imagen y desde la manera de laburar. Creo que esa fue mi primer raíz, eso que te hace decir es por acá. Y después, la música, otra raíz bien importante, porque me interesaba toda la estética de las bandas y el sonido de las bandas y después me fui dando cuenta de que en realidad estaban unidas: o eran los mismos integrantes de la banda que hacían los flyers, entonces se notaba la presencia y la estética de la banda o llamaban a un ilustrador que tiene un estilo súper particular y que le hizo los flyers a todas las bandas indie, rock o rock alternativo de Argentina. Lo que te llamaba la atención era ver el arte de tapa del disco y después te ponías a escuchar el disco y después averiguabas quién había hecho el arte de tapa, todas esas cosas, no? Eso me marcó un montón, porque encontraba una banda y encontraba una estética que me gustaba, era como todo junto, estaba ahí. Los catálogos de sellos independientes me resolvieron una gran parte de la vida donde encontraba bandas que eran como super under, con estéticas que a mí me encantaban muchísimo y sonidos que me fueron formando el oído básicamente. Así que toda la cultura, under y alternativa independiente, creo que es lo que me formó. Desde los artistas visuales hasta los músicos.
-¿Nos contás un poco del sello discográfico OÍR AL RÍO?
- Es una manera de rendirle un tributo y hacerle el aguante a la propuesta del Alto Valle. Cuando se forma el sello en el Alto Valle había bandas que decías es es lo mismo que está sonando en Buenos Aires, y en Neuquén lo mismo está sonando en Mendoza y la están re rompiendo, pero no teníamos un núcleo. Entonces, por eso se forma el sello, para darle una identidad a todo eso que venía dando vueltas. La intención siempre fue tenerlo a un clic y encontrarlo, así como me había servido a mí de piba. Bueno, la intención siempre fue esa, tener un artista del Alto Valle a un clic de distancia. Después fue mutando porque yo entro al sello que era un colectivo de tres personas a la cabeza, como la parte del diseño gráfico y de los flyers y me fui involucrando en la gestión y me enamoré y me quedé.
Cuando el sello empezó a tener una identidad, muchas bandas que que venían de otros lugares (de La Plata, de Córdoba, de Mendoza) también necesitaban alguien que los banque en Neuquén, porque cuando viajas y por ejemplo hacés una fecha con una banda de rocanrol y vos estás haciendo otro género necesitás cierto orden de público y cierto orden estético del show y eso todavía en Neuquén estaba bastante desordenado. Entonces, creo que eso también hizo como un puntito en el mapa. Bandas de rock alternativo o del indie tocaban la puerta y decían: che quiero ir a tocar en Neuquén y así se hizo un núcleo bastante interesante. Sirve para escuchar sonidos de otras personas y ver cómo laburan las otras personas en otras provincias. A mí el sello me sirve como escuelita. Si bien sigue siendo el núcleo donde podés llegar a encontrar bandas o recitales o shows de ese género o producciones de ese género, me sirve así como para aprender también y conectar con otras personas de otros lugares y ver cómo laburan, que casi siempre es de la misma manera que laburamos nosotros acá, porque no deja de ser independiente y autogestivo y todos nos encontramos más o menos con las mismas condiciones de laburo siempre. Así que es interesante. La verdad que ya lleva casi diez años el sello, así que hay un laburo intenso. Mi escuela fue Oír al río, prueba y error, prueba y error, prueba y error. Así vas encontrando la fórmula a los festivales, a los recitales, a las producciones. Con el sello se han hecho una cantidad de cosas increíbles, desde ferias, fiestas, recitales, festivales, producciones audiovisuales, convocatorias, artistas visuales de toda Argentina…Se va puliendo también la manera de laburar y hacia dónde querés llevar el proyecto. Inicialmente era ponerlo en un punto en el mapa de la Argentina, es decir: en Neuquén pasan estas cosas, está bueno, se puede recibir gente. Después está la parte de los espacios, del sonido, o sea, tu cabeza se va configurando con una lista de cosas que tenés que hacer y por suerte hoy, después de un montón de tiempo y de un montón de gente que acompaña el proyecto es mucho más fácil hacerlo. Hoy estamos con dos propuestas: por un lado, toda la gente de las bandas, que curte ese estilo de producción necesita fiestas y necesita fiestas seguras, entonces junto con Alvarito, estamos armando la Grafiton, que es una fiesta de reggaetón. Y después estamos con el Festival para siempre, que está configurándose porque tiene poquito tiempo la propuesta pero la idea es tener esos dos núcleos, un núcleo de show, de producción de bandas y el otro núcleo de producción de fiestas y avanzar por ahí.
Pasaron esos diez años y pasaron un montón de cosas, desde editar discos físicos, tener una feria, armar ferias, llevar bandas y mover bandas, hacer giras para las bandas, armar producciones en Neuquén. Un montón de cosas. Algunas funcionan y son prácticas de hacer y otras que hoy, con la moneda como está, es imposible. Entonces vas configurando siempre a medida que va pasando el tiempo y creo que se nota porque el sello ha cambiado bastante su manera de laburar en este tiempo.
-¿Por qué la fantasía es importante?
-A mí me sirvió y me sirve en relación a la fantasía. No hay otra manera de aprenderlo que curtiéndolo o sea, saliendo de la fantasía y decir ok, estoy acá parada y voy a hacer la banda. Y así creo que es con todo. Sobre todo con lo artístico. Me parece que sucede así porque hay una cuota de auto sabotearse o de frustrarse rápido que te para, o que puede llegar a parar proyectos increíbles. A mí me parece importante remarcar esto último porque a veces flasheas que en realidad nunca vas a poder tener un laburo formal. Pero hay que laburar y soy ilustradora. Y viste que se quedan cómo y qué hacés? Dibujo! Y toda esta parte requiere una cuota de fantasía bajada de la realidad muy interesante. Y después entender que se puede, no? La base es la ilustración y creo que todos los nichos que se van armando responden a una fantasía y bajada a la realidad.
-¿Nos querés recomendar algo que estés viendo/escuchando hoy?
-Hay un amigo que sacó un podcast que se llama Trabajo Artista, en Spotify y está haciendo entrevistas a artistas urbanos. Cada uno comenta cómo comenzó y cómo es su experiencia de laburo.Es muy interesante ver cómo arranca una persona: parece que ya nació re capo, y la realidad es que hizo el mismo recorrido que un montón de gente y eso es esperanzador porque te hace ver que no estás invirtiendo tiempo al pedo. O sea, no estoy jugando. Tengo 33 años, creo que tuve un laburo que no ha sido artista y lo dejé a los tres meses. Hay una cabeza ahí, fantasiosa que necesita sacar ideas, y escuchar a otras personas a la que le sucede lo mismo y que hoy en día sobreviven me parece interesantísimo. Y ese es uno. Y después hay otro podcast que se llama Grupo de autoayuda de dibujo. Los dos están en Spotify y son esas experiencias de personas que te cuentan cómo es su vida desde que iniciaron. Escuchar a otras personas que están haciendo lo mismo te acompaña un montón.
Escrito por:
BRENDA BARRUETO
Arte, realización audiovisual, fotografía y animación. CUAD