Desde el 2015, cuando surgió el concurso de Intérpretes de Música Clásica “Dr. Tilo Rajneri”, a hoy, han pasado siete ediciones que celebraron y premiaron a los mejores músicos de todo el territorio argentino. Es un espacio único en el país, no sólo por el espíritu que lo caracteriza sino, sobre todo, porque no hay otro igual en el que los músicos, especialistas en distintos instrumentos, se mezclen y compitan entre sí. Pero este concurso, ideado, criado y nacido en la Fundación Cultural Patagonia (FCP) tiene, según los ganadores, una característica que también lo hace particular y que todos señalaron, aunque no figure en sus bases y condiciones: el ambiente ameno y contenedor. Parece un detalle, pero es fundamental, dicen los propios músicos.
A lo largo de los años, brillantes intérpretes se han llevado el premio mayor, una elección siempre supervisada por un jurado de artistas de primer nivel. Ahora, a casi diez años del comienzo de este concurso, los primeros ganadores cuentan qué significó en su carrera.
Javier Más, nacido en Buenos Aires, fue el primer ganador del concurso, en 2015. Para el actual director artístico de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, y pianista de música de cámara con diferentes ensambles, haber ganado “fue un empujón muy grande” para presentarse en “otras competencias». “Me ayudó a tomar decisiones de hacia donde enfocar mi carrera”, dice.
“Lo recuerdo como una gran experiencia, y fue agradable compartir con varios colegas de diferentes instrumentos y de todo el país esa instancia, donde cada uno vive de manera diferente toda la «previa» y la preparación. Todo eso enriquece al intercambio”, agrega.
Sobre el concurso, Más asegura que “no importa el espacio geográfico donde se desarrolle un evento o competencia; creo que justamente el hecho de que el entorno colabora al desarrollo de la actividad es algo sumamente positivo, pero más positivo aún es la realización de este tipo de acontecimientos culturales que sirven al desarrollo de las instituciones y de los músicos jóvenes de nuestro país,”.
Que el certamen ocurra lejos del centro más potente del país, es un plus para Más. “Me siento a gusto trabajando en diferentes proyectos y en diferentes geografías. Como porteño creo que es importante resaltar el trabajo musical fuera de la ciudad de Buenos Aires para seguir desarrollando nuestra amada profesión más allá de la avenida General Paz”.
Más positivo aún es la realización de este tipo de acontecimientos culturales que sirven al desarrollo de las instituciones y de los músicos jóvenes de nuestro país.
Javier Más
En la segunda edición, el ganador fue Mariano Manzanelli, también pianista, actualmente docente de la Universidad Nacional de las Artes y del Instituto Superior de Artes del Teatro Colón, y director de coro. En sus recuerdos, “lo especial de este concurso es que no se da en otros lados porque compiten entre sí intérpretes de distintos instrumentos. En general, los concursos son de un solo instrumento. En la edición en la que yo participé había desde percusión a instrumentos de madera. Era variado, lo que lo hacía sumamente especial, y difícil para el jurado. Recuerdo eso, y sobre todo, el ambiente: desde la organización y del lugar, nos trataron demasiado bien. Recuerdo que fui desde Buenos Aires y me hospedé en una de las casas de la ciudad universitaria y todo fue un lujo. Además, la sorpresa de encontrarme con una institución muy bien instalada en un lugar que jamás hubiese imaginado. No es porque sea de Buenos Aires, sino porque cuando uno llega, la misma geografía del lugar, lo hace impensado. Algo que sigo diciendo, a ocho años del concurso, es que en ese lugar toqué uno de los mejores pianos de todo el país. Eso lo sigo remarcando, porque es increíble. La organización del concurso es excelente, impecable. Fue todo una sorpresa increíble: encontrar un lugar así tan lejos de lo que yo conozco y que el sur del país tenga una institución así. No sabía con qué me iba encontrar, pero me encontré con el funcionamiento muy aceitado de un lugar que respeta, cuida, y promueve el arte, la cultura, la música clásica. Tengo recuerdos muy lindos de mi participación en el concurso”, dice en un mensaje de texto.
Manzanelli está convencido de que su carrera cambió a partir del concurso y su premio “Primero, en términos personales. Nosotros, los músicos académicos, los músicos clásicos, tenemos una costumbre y una formación que es inherente a esta profesión, que es estar mucho tiempo sentados al instrumento, mucho tiempo de estudio. No hablaría de sacrificio porque es una elección, y uno ama lo que hace, pero en términos personales, que no puedo separar de la carrera, este premio me modificó porque ratificó todo ese trabajo previo. Fue un premio a tanto tiempo invertido, a tanto amor puesto en la profesión, en el quehacer de la música y de lo que implica ganar un primer premio en un concurso de este tipo. Y después, lo que significa el primer premio: la seguridad, la reconfirmación de seguir por ese camino. Además, el primer premio tiene el plus de que te da la oportunidad de tocar con la orquesta. Eso es muy especial porque para alguien que está en años de formación no es muy fácil conseguir tocar con una orquesta. Hay oportunidades muy escasas. Entonces, ganar el premio y tocar el concierto Schuman, fue un antes y un después; tocar con la orquesta es simplemente maravilloso. Son figuritas difíciles de conseguir”.
La experiencia sumó millaje en su carrera. “Luego de ese concierto pude tocar otra vez con orquestas, tras la pandemia: con la orquesta sinfónica de Paraguay, y con la orquesta sinfónica de Entre Ríos. Y yo creo que esa primera experiencia, allá por el 2017, con la sinfónica de Rio Negro, me hizo estar mucho más seguro en las posibilidades que tuve el año pasado. No solo el concierto en sí sino las dinámicas, qué se espera de uno. El premio fue fundamental para que hoy en día, que estoy más establecido a nivel profesional, tenga esa confianza que me dio”.
Ganar el premio y tocar el concierto Schuman, fue un antes y un después, porque tocar con la orquesta es simplemente maravilloso. Son figuritas difíciles de conseguir.
Mariano Manzanelli
Por estos días, Manzanelli está con una agenda bastante ocupada de conciertos, “como músico de cámara, y a veces con cantantes también. Soy director de coro; toco el piano en el coro, en distintos formatos, que es lo que me gusta. Lo que proyecto es tener cada vez más posibilidades y que esas posibilidades sean cada vez un desafío más importante. Ya no mido los objetivos como escenarios preestablecidos, sino que la vida me vaya llevando por desafíos cada vez más importantes que me permitan acceder a una mayor profundidad de lo que hago”, dice.
En la cuarta edición, en 2018, la ganadora fue una violinista, Victoria Warzyca. Por ese entonces, tenía 18 años. Hoy, a los 23, esta música nacida en Adrogué está terminando el Máster de interpretación en España. Desde 2019 estudia en ese país con el profesor Marco Rizzi en la Cátedra de Violín de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Para ella, el premio “Dr. Tilo Rajneri” significó un antes y un después en su carrera. “Yo tocaba de solista de vez en cuando, pero es diferente, porque con la orquesta aprendí muchísimo, no sólo del director, Fabrizio Danei, sino de todos. Toqué con la orquesta, y la grabación de ese concierto de Sibelius, la pude enviar a otros sitios y conseguí una beca gracias a eso. Luego también instantáneamente audicioné para la Escuela superior de música Reina Sofía y cinco años después me encuentro terminándola con un título en carrera y un máster”, cuenta desde España. Y agrega: “Personalmente fue un gran cambio. A veces los músicos necesitamos ese apoyo, esa fuerza: gané un concurso, o sea que hay recompensa después de tanto estudio. Eso se necesita”.
“Del concurso tengo muy buenos recuerdos. El ambiente era muy ameno y familiar, a diferencia de otros que son más estresantes. Uno obviamente se estresa, pero al mismo tiempo, el ambiente era tan bueno y ameno, que disfruté del proceso de competencia. Tengo muy buenos recuerdos, mucho mejor que otros concursos. Quizás por ese lugar, tan alejado del traqueteo de las grandes ciudades, donde todos son super amables, todos preguntándote si necesitás algo, una cosa que no es nada común. Con los chicos con los que competía también, estábamos todos dándonos mucha fuerza”, cuenta Victoria.
Personalmente fue un gran cambio. A veces los músicos necesitamos ese apoyo, esa fuerza: gané un concurso, o sea que hay recompensa después de tanto estudio.
Victoria Warzyca
Ahora que está terminando sus estudios, Warzyka, que además tiene un dúo con su hermana, el dúo Warzyka, está preparando audiciones para seguir estudiando en una academia de orquesta o para empezar a trabajar en orquesta profesional. ”De hecho, me están llamando de colaboradora en la orquesta sinfónica de Madrid, en la del teatro Real.
Ahora quiero seguir tocando, tocar en orquestas, seguir dando conciertos de solista. Tocar, tocar, tocar y tocar”, se entusiasma.
En 2019, el primer premio del Concurso de Intérpretes de Música Clásica Dr. Tilo Rajneri fue para el pianista Laureano Bruno que, como sus colegas, destaca el ambiente del encuentro. “Fue muy ameno. Si bien los concursos tienen un ingrediente de estrés, el clima en FCP fue buenísimo, y hay muchos de los músicos que participaron con los que sigo en contacto. Fue muy positivo ver ese clima porque recuerdo un trato muy agradable entre todos nosotros, todos sabiendo que cada uno quería hacer su mejor papel Lo que hacen en FCP es realmente encomiable, admiro lo que hacen. Siendo yo también del interior , me encantaría que haya algo similar en Entre Ríos. y estoy profundamente agradecido con FCP”
Para Bruno, ”la experiencia fue un descubrimiento fantástico. En la Patagonia hay mucha música clásica. Me dejó muy sorprendido la historia del lugar, el auditorio, los pianos que hay ahí. Había muchos pianos de muy buena calidad en una ciudad de cien mil habitantes. Que tengan todo eso para mi fue toda una sorpresa”, se entusiasma.
El premio también fue un puente hacia otros destinos. “Es un premio muy prestigioso, quienes estaban jurado, son músicos tremendamente destacados. Para mí fue muy importante. Fue un estímulo desde lo personal haber podido tener ese reconocimiento y validación de personas a las que tengo tanto respeto. Y fue muy lindo también poder hacer el concierto con la sinfónica. Fabrizio Danei es un excelente director, muy bien predispuesto, una excelente persona. Nos divertimos muchísimo”.
Para mí fue muy importante. Fue un estímulo desde lo personal haber podido tener ese reconocimiento y validación de personas a las que tengo tanto respeto.
Laureano Bruno
Este 2024, Bruno terminó dos carreras. Se recibió en la carrera de piano, egresado de la Universidad Nacional de Rosario y en marzo se recibió también de profesor y licenciado en composición. “Desde el año pasado estoy haciendo más música de cámara y me he encontrado con un grupo de músicos muy talentosos de La Plata con los que he tocado en varias oportunidades.Fue muy interesante esta experiencia porque el trabajo del pianista solista lo disfruto, pero como dice el nombre es muy solitario, así que esta experiencia fue muy grata, porque surge un ambiente muy ameno, camaradería.Para mi es una enorme alegría tocar. Si puedo tocar con regularidad y hacerlo con excelentes músicos soy muy feliz. En este momento, en Rosario, muchos de los ciclos de conciertos se han visto reducidos por el ajuste presupuestario en cultura. Eso es algo que afecta mucho a los que hacemos música clásica en el interior”, se lamenta.
Para su futuro sueña con hacer una experiencia de formación en el exterior: “Hay muchos puntos en Europa que me interesan. Es una idea que tengo que me entusiasma. También he pensado en incursionar en Buenos Aires, que tiene una vida cultural muy rica”.
Escrito por:
VERONICA BONACCHI
Jefa de Redacción Revista CUAD