Cuando dejó Neuquén para venirse a vivir y a estudiar a Roca en el entonces Instituto Nacional Superior de Artes (INSA), Lisandro Parada no intuía lo extenso que podía ser el planeta de la percusión. Venía, como tantos, de la batería, del rock, de los ensayos con su banda. Se encontró con un mundo, ancho y en ese entonces, también ajeno.
Pronto fue un mundo propio. De la mano de Angel Frette, con los instrumentos a disposición del actual IUPA, con la posibilidad de aprender, ver, participar y estar en el que fue el primer Festival de Percusión, que ya lleva 22 ediciones, Parada descubrió y conquistó un nuevo espacio. “Tuve la suerte de ver todo ese proceso desde afuera y desde adentro, como un espectador y después como un partícipe, con el ensamble, tocando con otros percusionistas que venían de otros países. Me hice muchos amigos. Y después de que me recibí seguí estudiando de forma particular diferentes aristas de la percusión, que es infinita”, se entusiasma en una entrevista con CUAD.

En el medio, y hasta llegar al aquí y ahora, hubo mucho recorrido: cursos intensivos de improvisación dictados por Gary Burton, desde la prestigiosa Berklee; campamentos intensivos en Estados Unidos para aprender más y mejor sobre el tambor, con el profesor John Wooton; la posibilidad de componer un concierto y que tras el estreno acá lo invitaran a presentarlo a los Estados Unidos y luego a Colombia; convertirse en profesor; formar parte de agrupaciones como Percusión FCP, la Orquesta Sinfónica de la Provincia de Río Negro, La Estafa Dub, TupacK, Matacebo.
Sin haberse ido nunca, hay cierto regreso a la tierra propia. Un homenaje. La mirada, y sobre todo el oído atento a los sonidos de estos lugares que transitó y que transita, ahora que volvió a vivir a Neuquén y que lo hace movilizarse con frecuencia a Roca. De un poco de cada uno de esos ingredientes, Lisandro tomó prestado el espíritu de su nueva creación, el “Concierto para Percusión y Orquesta” que subió a escena el 12 de abril, y que volverá a presentarse el 27 de junio, durante el 23° Festival de Percusión.
Además de la Orquesta Sinfónica FCP, los cuatro músicos que forman parte de esta presentación son Ángel Frette, Fabián Poblete, Jerónimo Molina y el propio Parada. “Sabía que podía escribir lo que quisiera que ellos iban a poder tocarlo”, los halaga Parada. En escena hay un vibráfono, una marimba y dos percusionistas con un montón de instrumentos cada uno.
El Concierto se divide en tres movimientos: Fiske, Confluencia y La fuga del Chocón, lugares que ha habitado o recorrido. “Fiske es un homenaje a la ciudad con el nombre ancestral y está inspirado en mi experiencia. Yo viví ocho o diez años acá mientras estudiaba. Tiene una introducción medio clásica, donde aparece una cadencia del vibráfono, que fue uno de los instrumentos que más me llamó la atención y con el que me siento cómodo. Y después termina con una cuestión de fusión porque yo vi que acá, en esta ciudad, siempre se fusionó mucho con la música popular, con el jazz, algo que no pasaba tanto en Neuquén. Traté de transmitir eso”, cuenta.
“Fiske es un homenaje a la ciudad con el nombre ancestral y está inspirado en mi experiencia.”
El segundo movimiento es un ascenso por el río hacía Neuquén: “Aparece la Confluencia. Con mucho respeto puse una trutruca, que es un instrumento ancestral, para tratar de imitar también con los instrumentos de percusión el viento que hay siempre en la zona. Y con la cadencia de la marimba, que también es un instrumento que me enamora, traté de describir un poco el agua, el río”, explica.

“Con mucho respeto puse una trutruca, que es un instrumento ancestral, para tratar de imitar también con los instrumentos de percusión el viento que hay siempre en la zona”.
La composición de Parada remonta después el Limay hasta llegar a El Chocón. “En el tercer movimiento hay una bifurcación de los ríos. Son los dos ríos para mí los más lindos que hay en el mundo. Por eso, seguí por el Limay e hice el tercer movimiento que se llama La fuga del Chocón. Es una técnica compositiva, una fuga como usaba Bach, como usaba Piazzolla pero en un doble sentido: la palabra también es una pérdida de agua, una fisura del Chocón. Este es un movimiento más caótico, más percusivo, que tiene las cadencias de las percusiones. Hay incluso una sirena, un montón de elementos, para imitar el caos de una verdadera fuga en el Chocón. En este movimiento salgo de la cuestión de la naturaleza para introducir también algo de la urbanización, que se traduce en la construcción de una súper represa”, dice.
“La Fuga del Chocón tiene un doble sentido: el de la técnica compositiva y el de la pérdida de agua, de la fisura de la represa”.
El momento cero de ese proyecto nació en diciembre de 2023, en alguno de los viajes entre Roca y Neuquén que hace Parada muy seguido. “Empecé a pensar más seriamente en este concierto, a visualizar cuántos músicos éramos, qué set podía tener cada uno. Porque no es sólo escribir las partes de percusión sino que hay que escribir para las 80 personas que hay una orquesta sinfónica. Tengo la suerte de trabajar en esta orquesta que suena bárbaro y tengo muchos colegas amigos a los que consulté y de esa manera fui de a poco plasmando las tres ideas”, cuenta.
Además de la trutruca, hay una sirena como la de los bomberos, bombo legüero, platillos, cascabeles, e instrumentos que se convirtieron en la obsesión no sólo del coleccionista sino del buscador de sonidos. “Gracias al Festival, nos invitan a tocar afuera y viajamos bastante con el cuarteto de Percusión FCP. El año pasado fuimos a tocar a Brasil y yo estaba obsesionado con que quería un instrumento para la obra. Lo conseguí: trajimos unos instrumentos que se llaman cachichis que son como unas canastas gigantes con semillas adentro y fuimos inventando efectos. En Estados Unidos buscamos unos bloques de madera específicos que también usamos en la obra. En la percusión tenés tantos colores, tantos timbres”, dice, puro entusiasmo. Con esas novedades, pero también con mangueras corrugadas, lograron reproducir el viento, sus silbidos, las aguas caudalosas, los sonidos del territorio.
Un mundo sonoro al que le escribe y le suma sus sentidos.
Escrito por:

VERONICA BONACCHI
Jefa de Redacción Revista CUAD