— Arte y Naturaleza

El camino del agua

Si hablamos de arte y naturaleza, de cine y Adrián Vinuesa, no podemos desperdiciar la oportunidad de mencionar una producción que este mismo realizó en 2016, junto a su equipo del centro de producción de FCP, en el alto valle de Río Negro. Donde los artistas se abrieron camino como el agua para desplegar su arte. Gaik Kadjberounian y Verónica Arévalo, figuras del Ballet Clásico de FCP, hicieron su danza en aquel sin igual escenario del río, la barda, y los caminos de las chacras. Sólo Adrián y sus secuaces hicieron con nuestro paisaje patagónico y sus bailarines, una verdadera obra de arte.

FICHA TÉCNICA

Dirección general: Adrian Vinuesa

Coreografía: Gaik kadjberounian

Bailarines: Gaik kadjberounian, Verónica Arévalo

Dirección de fotografía, cámara y edición: Luciano Ruggeri

Producción y cámara: Néstor Ruggeri

Asistente de cámara: Fernando Sanchez

Selección musical: Fabrizio Danei

Música: Claro de Luna – Claude Debussy

Scouting: Miguel Ángel Olavarrieta

 


 

“Que sería el mundo si en un futuro cercano este recuadro no tuviera foto posible debido a que el cine ya no hubiera producido nada recordable y todo fuera sólo eso, una foto vacía, «seca».”    Adrián Vinuesa.

 

SOBRE EL CINE Y EL AGUA

Para Adrián Vinuesa la mejor manera de explicar la relación entre arte y naturaleza es esta frase de su colega Arístides Kepler, cineasta, investigador, que en tal oportunidad comparte su reflexión desde Helsinki.

“…El agua se esfuerza por encontrar su curso hacia el mar, toma riesgos inventando cauces y saltando por precipicios inéditos, sabe que si se queda se estanca y si se estanca se muere. ¿Y el cine?. El cine también. Pobre cine, hoy casi reducido al éxito fácil. Los cineastas que buscan su curso tomando riesgos y lanzándose al vacío en pos de su universo propio, son vistos casi como suicidas. Supongo recordarás que a nuestro amigo Vinuesa, un productor le dijo que su película era «demasiado artística». Si el agua no hubiera tomado sus riesgos en su fluir, no habría mares sino lagos putrefactos.
Si el arte no se arriesga hacia horizontes desconocidos, si no traspasa fronteras sin pedir permiso, se pudre, muere. Las bobinas de todas las cámaras cinematográficas del mundo ambicionan más que reiteraciones exitosas, aventura, desafío. Al igual que el agua, que nos rebautiza y revive cada día. Estos «fluires», son el espíritu de nuestro mundo, son lo mejor de nuestra especie.
Lamentablemente, éste, nuestro único hogar, la tierra, rodeada de agua, es un hogar que no cuidamos y el arte, el que fuere, está sometido como nuestro planeta a luchar por reinventar nuevos cursos.”

Arístides Kepler.
Publicado en revista AIKE, 2003