COLECCIONES
¡Work Hard, Play Hard!
Sonaba la canción de David Guetta en el 2012.
Antes se decía que el trabajo dignifica, ahora la frase de moda es “estoy cansado jefe”. Parece que eso de “agarrar la pala” no luce tentador.
El mundo del trabajo ocupa un lugar transversal en la vida de las personas adultas, muchas veces representa un leitmotiv, otras no, lo que no se puede negar es que constituye una rutina cotidiana. La cosa es que el trabajo tiene muchas representaciones, puede ser el ejercicio de una profesión de la que a veces nos servimos para construir una carrera que de alguna manera nos define o nos identificamos, como “soy periodista”, “soy médico”, etc; o en otros casos el trabajo es una fuente de ingresos económicos, un medio para vivir, para hacer otras cosas. Para otras personas el ámbito de trabajo es un lugar de inserción social, sociolaboral. Cada quien lo vive de formas distintas, para otros es un lugar que lo ayuda a realizarse o a donde “se pone la camiseta”.
Lo cierto es que con el correr del tiempo se fue modificando la experiencia y relación que tenemos con el trabajo, el rol que ocupa en la vida de las personas, el espacio y tiempo que representa, la densidad incluso que posee y la preponderancia y tiene que ver evidentemente con cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos.
En medio de todas las transformaciones que atraviesa el campo laboral nos vamos a detener a observar un fenómeno único y maravilloso que se da en él y es que a los fines justamente laborales se gestan equipos heterogéneos, en cualquiera de las dinámicas virtual o presencial, que ponen en tensión la tolerancia, capacidad de adaptación y comprensión de todos los integrantes. Ahí es donde nuestros valores y habilidades blandas o “soft skills” entran en juego. Trabajando en equipos con personas distintas, de edades diferentes, con mecanismos de trabajo de otro tiempo en tecnologías actuales con las que hay que hacer que eso funcione. ¿Cómo es la receta de ese blend? Porque si tan solo fuera “nos vamos a basar en tu experiencia y en tu manejo de la tecnología” podría ser sencillo, pero no, somos humanos no robots, con deseos, con inseguridades, con ambiciones, con ansiedades, insatisfacciones, nos sentimos amenazados, entusiasmados, todos en la misma oficina, o la misma chacra.
¿Cómo es eso de hacer espacio para la generación que viene? saben de tecnología ¿y de experiencia? ¿y de relacionarse con personas que le pasan cosas?
Parece que fuera otro mundo, pero es el único que hay.
Con las generaciones en el trabajo quisimos indagar en cómo es heredar proyectos familiares, ¿qué pasa en ese traspaso? con los toques personales, con la evolución.
¿Cómo es la convivencia generacional en los ámbitos profesionales? ¿Cuáles son las nuevas profesiones, trabajos u oficios de los que se sirven las nuevas generaciones?¿Cuáles son las preocupaciones y los desafíos a los que se enfrentan?¿Cómo toman decisiones?¿Qué eligen?
¿Tenemos recursos para afrontar esto?¿Qué pasa ante la sensación de que hay generaciones que quedan viejas? ¿Es verdaderamente así?
Conversamos con la heredera y hoy líder de una sidrera reginense para que nos hable de cómo fue ese proceso y con el fotógrafo porteño que al venir a retratar la chacra y la fábrica se enamoró de este lugar y logró capturar el espíritu de la vida de nuestro valle.
Acudimos también a Tomás Balmaceda, filósofo especialista en el tema, para que desarrolle sobre la generación X y su rol en las empresas. Y con la idea de poder hacer una visión completa o panorámica y quizás ir encontrando algunas de las respuestas que nos fuimos haciendo en esta reflexión sumamos las experiencias de jóvenes que hoy viven de actividades en torno a disciplinas artísticas o la tecnología.
SUMARIO