El éxito y su contracara, el fracaso.
Columna de Ayelén Puppo
El éxito y su contracara, el fracaso
Columna de Ayelén Puppo

El éxito se impone culturalmente como algo a conseguir para todos los sujetos. ¿Qué es ser exitoso? ¿Es lo mismo para todos? Su contracara parecería ser el fracaso, pero ¿acaso los fracasos no son parte irremediablemente del camino para lograr una meta? Hoy en día hay poca tolerancia a la frustración ¿por qué sucede eso? ¿Qué consecuencias tiene en el sujeto?.

El éxito es una palabra cargada de sentido, donde culturalmente estamos buscando tener éxito, ¿qué significa eso? ¿acaso tiene el mismo sentido para todos? Se impone desde lo social un para todos, donde el éxito sea aquello a alcanzar, como una meta que trasciende lo individual, para ser aquello que universalmente todos buscamos. ¿Qué es entonces el éxito? ¿Su contracara sería la frustración? ¿Cuáles son los costos subjetivos de esa búsqueda? ¿El fracaso o la frustración son puntos de basta para un sujeto o son incentivos para seguir?

Hoy en día nos encontramos con una baja tolerancia a la frustración, parecería que esos puntos de basta, del no, son inconciliables con los sujetos que están empujados a un goce todo y cuando la vida les dice “no”, sienten una frustración inmensa que los lleva a cuadros depresivos, ansiedad, malestares varios. En estos tiempos hay una no aceptación de la frustración dando como resultado sujetos que no toleran que no puedan con todo, que haya límites, que no todo sea inmediato. El discurso actual empuja a los sujetos a que pueden con todo, que todo lo pueden conseguir, que no hay límites si se lo proponen, y el premio de recompensa es el éxito.

Hay una no aceptación de la frustración.

Lic. Ayelén Puppo  /  Psicologa

Las exigencias sociales y culturales actuales son presiones, mandatos que cargan al sujeto, y lo atraviesan. Para tener éxito hay que resignar, tiempo, calidad de ese tiempo en familia, y suprimir otros deseos que no son compatibles para lograr llegar a esa meta. Pongamos el ejemplo de una mujer que quiere ser una empresaria reconocida y para ello resigna su deseo de maternidad porque considera que para lograr el éxito no podría hacerlo siendo madre, ¿qué pasa allí? ¿Cuál es el verdadero deseo de esa mujer? El éxito para esta mujer es resignar otro deseo, lo que uno se pregunta ¿es realmente el éxito el deseo de esta mujer? ¿Es lo mismo el éxito en personas con oportunidades que aquellas que no las tienen e igual trabajan para conseguirlo?.

El psicoanálisis aporta justamente una búsqueda sobre el deseo del sujeto que se separa de los mandatos socio-culturales y familiares, para poder ahondar en el deseo singular, y no del deseo para todos. Si bien dentro de la psicología encontramos con otras terapias que tienen en cuenta las demandas sociales, la “adaptación” del sujeto a las exigencias culturales, el psicoanálisis plantea como primera instancia la importancia del deseo del sujeto, el cual muchas veces es contrario a los mandatos familiares u obligaciones sociales que lo empujan a un estado de tensión interna, ya que de modo inconsciente no está haciendo lo que realmente quiere en pos de un mandato. ¿Cuántas personas se encuentran haciendo algo que no quieren en realidad y obtienen éxito? ¿Acaso el reconocimiento vale la pena el sacrificio del deseo propio del sujeto? ¿El éxito es que a uno le vaya bien en lo que hace? ¿Se relaciona con el dinero? ¿Si no se llega a una meta, el recorrido, lo que uno hizo para poder llegar no vale nada?.

Cabe destacar el papel de la frustración, Lacan diferencia la frustración de la privación y de la castración. La frustración en la edad temprana de un sujeto se la concibe, entonces, como el efecto de los rechazos necesarios a las demandas ilimitadas del niño. Lacan en el seminario IV dice: “En efecto, el objeto no tiene una instancia, no entra en función, sino sólo en relación a la falta. Y en esta relación fundamental, que es la relación de la falta del objeto, hay lugar para introducir la noción del agente, lo que nos permitirá proporcionar una formulación esencial a la posición general del problema. En ocasiones, el agente es la madre”.

Es decir que toda demanda no siempre puede ser satisfecha, que hay una falta. Podríamos decir que el Yo es frustración en su esencia, pero Lacan ubica a la frustración en una relación directa con la demanda, ya no solo con el narcisismo sino con el proceso simbólico de la demanda. La demanda es una forma de esa relación fundamental entre el sujeto y el Otro. Pasa del eje imaginario al plano simbólico lo que estaba en el eje imaginario. Podemos decir de esta manera que no sólo pone a la frustración en relación con la demanda, sino que la pone en el mismo plano de importancia conceptual que la castración. Es importante que el niño acepte que su madre o padre le dicen no, sin que eso signifique una amenaza a su ser o una falta de amor del Otro. Recordemos que Lacan dice que toda demanda es demanda de amor.

Es importante que el niño acepte que su madre o padre le dicen no, sin que eso signifique una amenaza a su ser o una falta de amor del Otro.

Lic. Ayelén Puppo  /  Psicologa

Entonces la frustración va a ser consecuencia de un proceso complejo que ocurre en ese movimiento entre la demanda al Otro, la demanda del Otro al sujeto. Es inevitablemente condición del ser humano en la neurosis vivir la frustración, vivir la privación, vivir la castración. Remarquemos que el deseo se relaciona con la vivencia de satisfacción que constituye al objeto como perdido. De este modo, tenemos una falta constitucional y una demanda que nunca va a ser colmada del todo.

Hoy en día hay un empuje al todo, a suplir la falta o hasta negarla, con objetos de consumo, con madres/padres que intentan cubrir todas las demandas del niño, tratando de que el niño no se frustre, y de esta manera el pequeño tirano, se convierte en rey/reina de la casa, sin dar lugar a este proceso fundamental para la constitución psíquica. Las consecuencias de ésto se puede observar en lo que antes mencioné sobre la poca tolerancia de la frustración, en una demanda ilimitada, y la búsqueda de lo inmediato, sin posibilidades de espera. De este modo, en esa búsqueda del éxito y la perfección, cuando en el camino se encuentran con trabas, con un camino lleno de baches y dificultades que hay que ir sorteando, el sujeto se frustra y fracasa. ¿Ese fracaso cómo es tomado por un sujeto al cual le han intentado siempre dar lo que demandaba de manera inmediata? ¿Es lo mismo para un sujeto al cual sus demandas no siempre fueron colmadas y acepta la frustración y sigue intentándolo?

Para finalizar me gustaría citar una frase de Winston Churchill que dice “El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. La misma habla de aceptar la frustración pero sin que ella inhabilite a seguir el camino que el sujeto se propone, y me gustaría resaltar que ese camino es singular y que el éxito también lo es. Para un sujeto será tener un reconocimiento social, para otro un reconocimiento de sus padres o pares, para otro tener el cuerpo “perfecto” y la admiración del Otro, etc. No existe el “éxito” universal sino que es una meta a alcanzar singular que se relaciona con el deseo de un sujeto y que se despega de los mandatos culturales y sociales. Para ello es necesario también aceptar que todo no se puede, que hay demandas que no van a poder ser saciadas del todo y que parte de la vida es asumir la falta y poder hacer algo con eso.

Daiana Gonzáles, es quien ilustró este artículo. Conocida como Dashu en el ámbito grafitero, tiene 33 años, neuquina, artista visual y diseñadora de indumentaria. La podés encontrar en las redes sociales como @dashu.20

Escrito por:

AYELEN PUPPO

— Colaboradora Revista CUAD

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