Pinta tu infierno
Escrito por Vanesa Escoda
Pinta tu infierno
Escrito por Vanesa Escoda

En España, ola de calor. En Argentina, ola polar. Allá los pájaros caen muertos por el aire abrasador. Acá los patos se congelan en la superficie de un lago. Extremos infernales. En Madrid está María Fernanda Ampuero («Pelea de gallos», 2018; «Sacrificios Humanos», 2021; «Visceral», 2024) , autora que viene del centro del planeta, del mismísimo Ecuador. De Guayaquil, tierra caliente. Pero esos años de entrenamiento tropical no la prepararon para el calor madrileño. Una nunca está suficientemente preparada para descender al infierno. Tal vez por eso Ampuero se interese por las mujeres que descendieron. O las que hicieron descender. Y tal vez por eso la editorial Fera la haya elegido para hacer ese viaje a lo profundo de la historia de doce mujeres que narraron lo que era estar ahí, en los avernos privados y públicos, personales y colectivos. 

Es sábado al mediodía y en un Zoom se reúnen Mara Parra y Vicky Benaim, escritoras y editoras de editorial Fera, en Buenos Aires, María Fernanda Ampuero, escritora y editora, en Madrid, y muchas mujeres desde distintos lugares del mundo para escuchar la presentación de Dantescas, antología de cuentos, escogidos y comentados por Ampuero, ilustrados por Jules Mamone y editada por Fera. En la antología marchan juntas -“como en un gran 8M” dice Ampuero- escritoras de España, México, Estados Unidos, Argentina, Bolivia, Ecuador, Cuba, y Brasil: clásicas (Silvina Ocampo, Clarice Lispector, Amparo Dávila) y también contemporáneas (Elaine Vilar Madruga, Mónica Ojeda, Layla Martínez). El punto en común, como explica el texto introductorio a la edición, es que en sus obras o en sus vidas, o en ambas, todas descendieron a los infiernos. Fueron tratadas de locas, impías, hechas cautivas de sus propios espacios, abusadas, esclavizadas, arrinconadas, empujadas a buscar ciertas posibilidades de expresión de manera clandestina, exhibidas como objetos monstruosos, desestimadas. Estos cuentos son “la memoria de unas mujeres feroces que quisieron contar su tiempo, el espíritu de sus tiempos de la mejor manera que pudieron hacerlo”, dice Ampuero. Y dice también “hacer her-story” (el relato de ella), concepto feminista que juega con las palabras history (historia) y his story (el relato de él). 

Estos cuentos son “la memoria de unas mujeres feroces que quisieron contar su tiempo, el espíritu de sus tiempos de la mejor manera que pudieron hacerlo”.

María Fernanda Ampuero

Aunque las escritoras sean de lugares y tiempos diversos, hay infiernos que se parecen bastante. Como si los horrores se equilibraran geográficamente mediante vasos comunicantes. 

Otro mundo es posible (y otros infiernos también)

H. P Lovecraft consideraba al miedo “una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad”. Por eso no es extraño que desde siempre los seres humanos se hayan repetido oralmente sus terrores, dando forma al folklore donde el género hallaría a sus precursores.

Para María Fernanda Ampuero, “el terror siempre ha permitido contar nuestras preocupaciones, disfrazadas”. Cuando lo que pasa es monstruoso (algo imposible y prohibido, algo que rompe una ley natural, jurídica, moral, social) “necesitamos encarnarlo en un monstruo. No solo lo que nos está pasando a nivel global, también lo que nos está pasando a nivel personal”. En este sentido, “el terror siempre ha sido un refugio”, dice. “Creo que el terror y la literatura de anticipación, la ciencia ficción, nos permite un poco verbalizar lo que es el famoso espíritu de los tiempos, el Zeitgeist”. 

“El terror siempre ha permitido contar nuestras preocupaciones, disfrazadas (…) No solo lo que nos está pasando a nivel global, también lo que nos está pasando a nivel personal. (…) El terror siempre ha sido un refugio”.

María Fernanda Ampuero

La autora ecuatoriana va dejando migas en el camino sobre esos eventos globales y personales que le preocupan y que son o pueden convertirse en un infierno. “Vemos lo que está pasando ahora, vemos, por ejemplo, el calor que estamos viviendo aquí y el frío que están viviendo allí. Y que, bueno, es normal que haga calor en España en verano, pero no es normal que se mueran los pájaros, que caigan muertos de los árboles. O en cuanto a las tecnologías, tenemos a Siri, (asistente virtual de Apple) en la casa oyendo todo lo que decimos y a la que se le ordena con una voz: Siri, cállate, Siri, prende la luz, Siri pon música. Ahí hay una cosa de patriarcado muy heavy, porque es una señora, Siri. Hay una cosita ahí que a mí me perturba un poco”. Siri no es la única con voz de mujer.  También está Alexa (asistente virtual de Apple). Y existió Cortana (Windows). Que tengan voces femeninas no es un tema menor, ni un asunto librado al azar. Aunque ya es posible cambiar la voz de estos dispositivos a un registro masculino, las voces de los dispositivos de inteligencia artificial diseñados para tareas hogareñas y de cuidados personales, fueron pensados como “seres” femeninos. Ya existen estudios que han establecido que “era común que los usuarios hicieran comentarios sexistas y dieran órdenes denigrantes a sus dispositivos, incluso sabiendo que eran imposibles de cumplir: la intención parecía ser molestar a esa voz femenina y comprobar qué cosas estaba dispuesta a hacer para complacer”. Claro que Siri y Alexa no son seres sintientes, pero hay algo inquietante: la latencia de lo monstruoso, que ante la voz femenina manifiesta un deseo de someter, humillar y violentar. 

En la literatura de ciencia ficción o anticipación “hay una idea de mirar el mundo tal cual es hoy y mirar el mundo como fue y anticipar un futuro posible o volver a los horrores del pasado. Eso está pasando ya. Estuvo a punto de ganar la extrema derecha en Francia, que fue un país ocupado por los nazis. Esvásticas colgaban de los balcones en Francia. O sea que Huxley y todos estos no andaban desencaminados. A esto que pasa le subes el volumen y se convierte en…”.

Ampuero deja la idea suspendida en el aire. 

Subirle el volumen. Hiperbolizar. Exagerar estas cosas que producen escalofríos por lo que puede llegar a suceder, es una forma de anticiparnos a los infiernos posibles. O advertirnos sobre el regreso de infiernos pasados. (¿Cómo olvida uno que estuvo en el infierno? Y sin embargo nos sucede). 

En los doce cuentos que forman Dantescas hay algo de aquello que dice Úrsula K Le Guin en su ensayo “La teoría de la bolsa como origen de la ficción” (Rara Avis, 2023): “Soy una mujer mayor enojada que fue poderosamente tirada al piso, ahuyentando a golpes con su bolsa de mano a los matones. Sin embargo, ni yo, ni nadie más, me considera heroica por hacerlo. Es solo una de esas malditas cosas que tienes que hacer para poder seguir recolectando avena salvaje y contar historias”. Volver del infierno para contar historias, las historias de ellas. 

Escrito por:

VANESA ESCODA

1 Pensar las tecnologías con perspectiva de género, Autores: Grupo GIFT Tomás Balmaceda, Karina Pedace, Diego Lawler, Diana Pérez y Maximiliano Zeller Noviembre 2021 disponible en https://proyectoguia.lat/wp-content/uploads/2022/06/perspectiva-generoV6.pdf 

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